La Coalición Sindical Nacional, Fenasoesv y otras organizaciones contrastaron el salario mínimo de 130 bolívares con los restaurantes y vehículos de lujo
Trabajadoras y trabajadores comenzaron a las 11 de la mañana en la puerta de la sede de la Unión Europea (UE), cerca del Concejo Municipal de Baruta. Continuaron cerca de la estación de servicio que inaugura la avenida principal de Las Mercedes, seguidos por una camioneta del Sebin que se marchó del sitio cuando intentaron fotografiarla. Y terminaron -al menos, la primera parte- en el concesionario de Ferrari, en la torre Jalisco. Allí gritaron algunas consignas y bromearon al señalar los carros de la marca.
El «tour de protesta» de trabajadoras y trabajadores de base buscaba llamar la atención sobre las diferencias salariales entre los sectores de mayor poder adquisitivo, que tienen bolsillos fuertes para disfrutar de gasolina a precio internacional y vehículos de alta gama, y las mayorías que sobreviven con un salario mínimo de 130 bolívares (menos de cinco dólares).
Parada 1: Unión Europa. Funcionarios de Polibaruta se acercaron a conversar con los manifestantes que se concentraron en la sede de la UE. «Esto es una burbuja», le dijo a una de las jefas policiales el coordinador de la Coalición Sindical Nacional, Carlos Salazar.
En Las Mercedes se vive un país de fantasía en el que no sucede nada mientras los trabajadores viven en la precariedad con sueldos de menos de cinco dólares al mes, condenó Adrián Bolívar, presidente de Fenasoesv.
El grupo también se acercó a la unidad del Sebin, dentro de la cual se hallaban dos funcionarios que rápidamente subieron los vidrios de las ventanas y se marcharon.
Parada 2: Gasolina. De allí caminaron hasta la estación de servicio, donde marcaron la diferencia entre la rapidez del servicio para quienes pueden pagar por gasolina a precio internacional, y las colas para poder acceder al combustible subsidiado.
Parada 3: Ferrari. Con pancartas que insistían en que el país vive en «hambre, miseria y corrupción» aterrizaron en el concesionario Ferrari, en la Torre Jalisco. Allí los vigilantes los observaron con alarma.
«La Venezuela de primera que se vive en Las Mercedes la queremos vivir todos los venezolanos», afirmó José Patines, dirigente del sindicato de la Cancillería. «Todos los que tengan necesidades, les falte la luz, el agua, las medicinas y la comida, múdense a Las Mercedes», ironizó Patines.
Al grito de «Las Mercedes, una burbuja» los trabajadores se retiraron de Ferrari. Los restaurantes, repletos de comensales, siguieron su rutina de los viernes.