El español domina 5-0 la rivalidad ante el griego
Carlos Alcaraz aspira al trono de Roland Garros y la expresión ha dejado de ser ingenua. El español alcanzó este martes su primera semifinal en París tras batir por 6-2, 6-1, 7-6(5) a Stefanos Tsitsipas, completando una implacable victoria sobre el finalista de 2021 para terminar de presentar su candidatura en la arcilla gala. Si el torneo necesitaba un mensaje, el murciano mandó un aviso con mayúsculas.
En una Philippe Chatrier abarrotada, Alcaraz se encargó de dominar al quinto cabeza de serie con un poderío asombroso. El joven español, que sigue pilotando de forma impecable (5-0) la rivalidad ante el heleno, se adaptó a las condiciones de la noche en París para mantener bajo control a una de las figuras más notables del circuito. Un esforzado triunfo que acrecentó su vínculo con la capital de Francia.
«Creo en mí mismo en todo momento«, explicó el español, apuntando a la base de su victoria. «Eso es lo más importante para cualquier jugador. Quiero jugar este tipo de partidos a este nivel y saber disfrutarlo es la clave».
Dos de los principales exponentes sobre arcilla acudieron a un duelo muy esperado. Si Alcaraz había vencido en la final del ATP 500 de Barcelona, un capítulo premonitorio en los albores de la gira, el choque galo sirvió para subrayar su control sobre el griego. La seguridad fue el sello en las manos de Carlos, impasible ante lo vetusto del escenario e impecable en su propuesta desde el primer impacto.
Alcaraz apenas necesitó dos juegos para hacer añicos el servicio del griego, uno de los golpes más formidables del circuito. En un tercer juego competido al límite, con un peso psicológico enorme, el español aprovechó su cuarta oportunidad para acertar en la diana. Una durísima derecha paralela hundió la moral de un partido recién nacido, un choque que nunca volvió a ser el mismo.
Máximo duelo
El duelo pronto derivó en una colección de tiros maravillosos. Alcaraz exhibió una velocidad primorosa en el fondo de la pista, anticipó cualquier movimiento de Stefanos con total gracilidad y coloreó la pista con un sinfín de passing shots, convirtiendo cada subida del griego en la antesala de un golpazo. Así, devoró un primer set en el que atrapó 12 de los últimos 14 puntos en juego.
El premio alimentó el ímpetu del español, decidido a convertir su inercia en una ventaja terminal. Alcaraz rompió en blanco el primer juego del segundo set, sentando las bases para otra manga de dominio. Las dejadas del murciano, un golpe icónico de su repertorio, cayeron a plomo sobre la arcilla de París. Si el fuego con su derecha no era suficiente, un toque sedoso acrecentó la distancia entre ambos.
En esa madeja de ritmos, un laberinto táctico sobre el polvo de ladrillo, la presión atenazó los golpes de Stefanos. Dos dobles faltas condenaron el destino del jugador de Atenas, que no tardó en verse con una montaña de 4-1 en un segundo set desmantelado. La doble rotura otorgó a Alcaraz una red de seguridad inmensa, suficiente para colocar dos mangas ante un rival desbordado. Tsitsipas despidió el parcial cediendo en blanco un nuevo servicio, disparando una doble falta para confirmar el trauma en el albero.
La tercera manga fue un gran epílogo a la obra maestra del español, que completó la victoria intacto hacia su destino. Para evitar una reacción al otro lado de la red, Alcaraz colocó un 3-0 en un abrir y cerrar de ojos intentando dejar sentenciado un partido disputado al ritmo del rayo. En un último arreón de orgullo, sin embargo, Tsitsipas logró el imposible. El griego quebró al español cuando sacaba para la victoria y llevó el partido al tiebreak. Allí, deteniendo en seco cualquier giro de guión, la dureza del murciano le abrió las puertas de las semifinales.
«Perdí la concentración un poco en el tercer set, pero he sido capaz de reaccionar», razonó el español. «Después, he logrado mantener un buen nivel, creyendo que iba a encontrar la manera de ganar el tercer set. Pero ha sido un cierre de partido complicado».
En una actuación para el recuerdo, Alcaraz desmontó a Tsitsipas con una holgura absoluta y despertando la admiración entre el público parisino.
Gran reto
Ahora, un Everest aparece ante sus pasos en la semifinal. Si el objetivo es un cambio de guardia, Alcaraz encontrará en Novak Djokovic al único antiguo campeón que permanece en el cuadro. Será el primer enfrentamiento entre español y serbio en un torneo de Grand Slam, con el paraguas también inédito del formato a cinco mangas entre ambos.
Carlos domina por 1-0 el historial ATP Head2Head sobre el balcánico, al que derrotó en las semifinales del Mutua Madrid Open 2022 camino del primer título ATP Masters 1000 sobre polvo de ladrillo de su carrera deportiva.
«Todos quieren ver este partido», reconoció Alcaraz, que mantendrá el No. 1 mundial si alcanza la final de Roland Garros. «Va a ser un partido fantástico de jugar y ver. Estoy deseando jugar este partido. Siempre digo que si quieres ser el mejor tienes que ganar a los mejores. Ahora mismo Djokovic es uno de los mejores tenista del circuito, así que será un gran desafío para mí. Deseo poder jugar a gran nivel».
Con un balance de 25-2 sobre tierra batida en la temporada 2023, una cifra inasumible este curso para cualquier otra raqueta en el vestuario, Alcaraz busca hacer suyo el mayor templo naranja del calendario. Si París exige el alma a sus principales candidatos, el No. 1 y el No. 3 del Pepperstone ATP Rankings afilan sus golpes para un duelo de aroma histórico.
Tsitsipas sale de Roland Garros ocupando virtualmente el No. 4 del Pepperstone ATP Live Rankings, aunque podría ser superado por el danés Holger Rune o el noruego Casper Ruud, preparados para enfrentarse este miércoles en los cuartos de final de París. El griego comenzará la gira de hierba en el Terra Wortmann Open de Halle, cuyo cuadro final tendrá lugar del 19 al 25 de junio.
¿Sabías Que…?
Carlos Alcaraz, de apenas 20 años, se ha convertido en el semifinalista más joven de Roland Garros en modalidad masculina individual desde Novak Djokovic (20) en la temporada 2007. Con más historia a la vista, el murciano aspira a erigirse en el campeón de menor edad en el Grand Slam de arcilla desde que Rafael Nadal (19) levantase su primer título parisino en la edición de 2005.