Es físico, músico y deportista. Está preparado y dispuesto a apagar incendios. «La UCV tiene que generar sus propios ingresos», señala. Quiere luchar para que el Ejecutivo le devuelva la Zona Rental a la UCV
Como bombero universitario el profesor Humberto Rojas aprendió a apagar incendios. Como físico egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) sabe que la energía atómica puede ser una maravilla o o una desgracia. Para ser rector ucevista, que es su aspiración, se prepara para echar mano de las habilidades de bombero, físico y músico.
«Sé cómo se apaga un incendio, y un incendio se apaga con equipo, se apaga con gente, se apaga con recursos. Aquí hay varios incendios que apagar», comenta. Hizo su doctorado en Inglaterra en física atómica y molecular, y regresó a su país. «Volví. Regresé en 1996 y ya tengo 27 años en la universidad después de haber hecho mi doctorado. Sigo activo». Trabaja en microscopía electrónica, nanotecnología e instrumentación.
Considera que un físico es una excelente opción para la UCV «porque estamos acostumbrados a resolver problemas y toda nuestra formación está pensada para atender fenómenos y tratar de buscar propuestas teóricas y proyectar nuevas ideas». Si las herramientas de la física no bastan, tiene las de la música, porque toca cuatro, tumbadora y guitarra. Y las del deporte, porque juega baloncesto.
Su equipo lo integran Aura Marina Boadas (Humanidades), candidata al vicerrectorado académico; Nelson Chitty La Roche (Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas), candidato a vicerrector administrativo; Corina Aristimuño (Odontología), candidata a secretaria. «Tenemos un equipo dinámico, integrado, con experiencia en la ejecución de aspectos vitales para la universidad». Rojas aclara que, en la primera vuelta, no va a declinar para favorecer otra opción.
-¿Por qué una candidatura más?
-Es importante el momento de la universidad. Estamos en el siglo XXI. Tenemos 23 años del siglo XXI, la dinámica mundial ha apuntado hacia cambios tecnológicos, el sistema democrático se ha visto debilitado en todo el mundo. Ha habido muchos cambios, buenos y malos, y requieren que la universidad se ponga a tono con esa nueva realidad.
-¿La universidad está al margen de esa nueva realidad?
-La universidad se ha quedado rezagada con muchos de los procesos que se han llevado en el mundo y en el país, y eso influye en el país. La universidad fue un faro para la sociedad.
-¿Lo es ahorita?
-Creo que está debilitada, y en parte, por muchos factores. Hay una política orientada a debilitar la universidad, y no solo la UCV, sino todas las universidad autónomas, con la proliferación de universidades sin un objetivo claro. Muchas veces es para buscar un pensamiento único.
-¿No ha habido un pensamiento único en la UCV, con su postura antigobierno?
-Creo que sí. En las autoridades ha habido esa posición, pero no es el espíritu de la universidad. La Universidad sigue siendo plural. Aunque la ausencia de elecciones contribuyó un poco a que se aplacara el intercambio de ideas, la dinpamica de contrastar persiste. Hay elementos de la universidad que hay que llevar fuera del ámbito universitario, y tiene que ver con la posibilidad de discutir, contrastar ideas, hacer planteamientos dentro de la pluralidad sin la necesidad de caer en la confrontación, que es lo que nos ha llevado a la situación en la que estamos. Ambos lados han tenido problemas a la hora de afrontar cómo convivir en un país con tantos problemas.
-¿Está en guerra la UCV contra el gobierno, y el gobierno contra la UCV?
-No creo que estemos en guerra. Hubo momentos muy importantes, en los cuales se intentó imponer una manera de funcionar, la universidad reaccionó.
-Si aplica la física, ¿qué ha pasado aquí?
-Acción y reacción. La toma (año 2001) fue un elemento que marcó un momento de cómo venías actuando. La universidad, por principio o por actuación, siempre ha sido opositora, en el sentido de que tiene que hacer críticas, observaciones, planteamientos. Algunos son aceptados, otros no. Si te planteas que tu interlocutor, cualquier cosa que diga es para serruchar las bases de lo que propones y no lo aceptas como una crítica constructiva que puede ser discutida, te planteas que tienes que cambiar radicalmente. Yo me considero un reformista: las cosas se van llevando.
-¿Si hay cambios radicales hay reacciones radicales?
-Claro.
-¿Y si aplica la física a este momento entre la UCV y el Estado?
-El gobierno ha mostrado algunos grados de entendimiento en algunos puntos. La UCV ha respondido de la misma manera. En este momento la situación del país es tan crítica que hay que concentrarse en tratar de buscar soluciones para la gente.
-¿Qué significaría eso?
-Hay que pensar en la gente, en la comunidad universitaria. Es esencial. Nosotros estamos sufriendo lo mismo que el resto del país en términos de bajos salarios, infraestructura de investigación deteriorada, 80% de los estudiantes tienen que trabajar. Eso te plantea condiciones completamente distintas. No puedes pensar en una universidad totalmente financiada por el Estado. Esa realidad ya no existe, ni con ese gobierno, porque sabemos su actuación, pero tampoco va a existir si hay un cambio de gobierno. Si queremos pensar un modelo distinto de país hay elementos que debemos reconsiderar. Uno, cómo se reconstruye el tejido social; nosotros necesitamos comunicarnos, restituir esos vasos comunicantes entre facultades, profesores, investigadores, estudiantes, obreros, empleados. Hay mucha gente muy buena y con mucho arraigo, una enorme cantidad de egresados dispuestos a ayudar, pero necesitamos comunicarnos para actuar. El otro aspecto es construir capacidades; tenemos un sistema educativo completamente desmantelado desde el preescolar, y la universidad está llamada a tratar de reconstruir ese sistema educativo atendiendo los problemas de la universidad pero teniendo la mirada en todo el sistema educativo porque nuestros ingresos provienen de ese sistema y vemos que hay mucha deficiencia en nuestros estudiantes. Muchos de nuestros profesionales están fuera, los perdimos; la diáspora es un valor, lo que hicimos fue expandir nuestras fronteras, y por eso mi propuesta es cómo incorporar a la diáspora a la dinámica universitaria. También necesitamos aumentar la productividad. No podemos tener un país dependiente de la renta petrolera, o la minería, y ser productores de materia prima. Debemos tener propuestas para el país y el mundo, tenemos que buscar la manera de darle una dinámica de crecimiento y productividad. Me dirás que con bajos sueldos cómo les voy a pedir a los profesores.
-¿La UCV tiene que generar sus propios ingresos?
-La UCV tiene que generar sus propios ingresos, y eso implica no solo administrar de manera adecuada y transparente lo que tenemos. También tenemos que aprender a captar recursos para la investigación, para la docencia y la extensión. Es importante nuestra proyección hacia la sociedad y el mundo. Tenemos que hacer contacto con embajadas, con multilaterales. Ofrecer servicios, asesorías. Tenemos que buscar patentas algunos conocimientos que se están generando en la universidad y tenemos que rescatar elementos esenciales como nuestra Zona Rental.
-¿Podría generar ingresos? ¿Los genera en este momento?
-Era una fuente en ejecución y fue expropiada. En este momento, cuando el gobierno ha tenido que reconoce su fracaso en algunas áreas, así como le devolvieron Agroisleña nosotros tenemos que salir a reclamar. Tenemos que acudir al gobierno a hacer esa solicitud. Tenemos estaciones experimentales que eran sitios de producción y pueden convertirse en polos para generar recursos.
-¿La universidad debe independizarse financieramente del Ejecutivo?
-Ese proceso no se va a hacer en cuatro años.
-¿Es privatizar la universidad?
-No es privatizar la universidad. La universidad no es gratis. Alguien la paga. O la paga el Estado, o la pagan los padres, o se generan recursos. La idea de generar recursos no es privatizarla, sino que los productos permitan generar ingresos y que esos ingresos permitan suplir las deficiencias del presupuesto que nos entrega el Estado.
-¿No depender del todo del Estado?
-Claro. Y si eventualmente eso lleva a que tengamos porcentajes mayores de ingresos propios, se usarán para crecimiento. Lo importante es que debe haber un entendimiento del valor de la educación. La educación tiene que ser un valor de Estado. Necesitamos educar a nuestra población para tener capacidades y servir a la sociedad.
-¿Cómo incorpora a la diáspora?
-Formo parte de la red global de la diáspora, un proyecto que se está ejecutando bajo la dirección del profesor Tomás Páez. Formo parte del comité directivo de esa red. La idea es hacer un censo de la diáspora, tener contacto de las organizaciones diaspóricas que se están formando en el exterior, hacer clusters por áreas del conocimiento. Ya hay iniciativas, En el CDCH se está llevando a cabo una iniciativa, ya están ejecutando los consorcios: lograr proyectos que incorporen el sector productivo, la universidad y profesores y egresados que están fuera.
-¿Cuál es la idea?
-Abordar grandes problemas que impliquen la participación de la comunidad, unidos a personas que están fuera y el sector productivo nacional que le interesa vincular ese conocimiento a lo que están generando y tener ingresos. Con esos ingresos se pueden compensar los ingresos, tener pasantes que se vinculen con la investigación de una manera distinta. Los nuevos avances nos traen una manera distinta de pensar la formación. Ya hay mucha información en las redes, estamos hablando de inteligencia artificial y metaverso. Hablamos de una dinámica distinta y la educación tiene que adaptarse a eso.
-¿No va a ser educación en el metaverso, verdad?
-Hay que adaptarse a esas tecnologías.
-¿Qué quiere hacer con los egresados?
-La evaluación de nuestros egresados es el mecanismo de evaluación de nuestra universidad. Yo puedo decir que tengo una educación de calidad, pero eso no significa nada si no lo evalúa un tercero. La calidad la evalúa el laboratorio, el hospital, la multilateral, la compañía de seguros. Muchos de nuestros egresados están dispuestos a incorporarse, sienten ese valor de la U-U-UCV. Pararse bajo las nubes de Calder significa algo. La idea es incorporarlos. Tenemos egresados de veterinaria que son productores agrícolas y están dispuestos a apoyar para hacer asociaciones con la universidad para incorporar tecnologías. La idea es que tengas espacios productivos, pero no solo quedarse allí; es que sean espacios para la producción de conocimientos, para que se genere conocimiento que luego se pueda traducir al resto del sector productivo. Hay muchos jubilados que dieron su aporte y consideran que pueden seguir poniendo su granito de arena.
-Usted quiere poner la universidad en el siglo XXI.
-Yo quiero poner la UCV en el siglo XXI.
También recuerda que el mundo se comprometió a un conjunto de objetivos de desarrollo para 2023: «Debes formar gente en esos valores, también, porque si no formas gente en esos elementos no puedes pensar que van a ser formadores o a ejecutar esas políticas más adelante».
Ofrece una visión diferente de los exiguos salarios. «El problema salarial es un problema académico, y eso no lo entendió un sector. La Apucv sí lo tomó como bandera. ¿Por qué es un problema académico? Por esas cosas que estamos viendo. Estamos viendo que si no logras entender qué significa no puedes mantener la educación, y eso no solo en la educación superior. No puedes tener maestros mal pagados».
-¿Cómo se resuelve?
-Hay que asumir el rol de patrón. El rol de patrón hasta el nivel que le corresponde a la autoridad. Nosotros necesitamos exigir presencia en la discusión del contrato colectivo y en los beneficios socioeconómicos de nuestro personal. Una de las cosas que no se hizo fue exigir que los rectores tenían que estar en esa discusión, porque si es un problema de otro, eso afecta la academia. Como rector voy a exigir estar en esa discusión, para que se entienda lo que significa que unos trabajadores universitarios no tengan para su manutención. Nosotros estamos debajo de la línea de pobreza. Cualquier proyecto que se plantee es inviable si no se resuelve el problema de los salarios. La otra cosa es la generación de ingresos propios.
-¿Qué haría con la comisión presidencial?
-La comisión presidencial requiere de una contraparte institucional. Tiene un objetivo nominal, que es contribuir a tratar de poner a tono algunos elementos. Hay posiciones que hablan de intervención, porque algunas cosas que han hecho han sido intervenciones. Pero ellos pueden, bajo una supervisión, contribuir con esto, que es una deuda. El problema no es restituir cuando está deteriorado, sino el mantenimiento. Se ha llegado a este extremo porque no se ha tenido recursos para poder hacerlo. Lo que sí hay que tener cuidado es con otras funciones, porque cuando comienzas a pagar salarios, sustitución de cosas de alto valor por otras de menor calidad, como en la Facultad de Odontología, que el freno del ascensor se lo robaron…Hay que entender que ellos cumplen una función, pero la institución debe tener una contraparte que supervise, que vigile. Se han extraído cosas sin control debido, y no te puedes llevar eso sin desincorporarlo de bienes públicos.
-¿Habría que auditar lo que ha hecho?
-Habría que auditar. Nosotros no sabemos si hubo o no licitación para la contratación de las compañías que han actuado en la universidad. Tenemos cosas que se han tenido que rehacer.
En la UCV hay menos vigilantes que antes, y ese es «un problema que hay que atender», señala. «Hay muchos planes e ideas que funcionaron en el pasado y que se pueden reactivar, pero se necesita reposición de cargos, dotación». Consultado acerca de la presencia policial, responde sin dudarlo: «No puedes tener un policía armado dentro de la universidad. Nosotros necesitamos formar vigilantes que sepan qué se hace, que los estudiantes tienen derecho a protestar y a manifestarse. ¿Qué pasaría si un grupo de estudiantes aborda a un policía armado? ¿Quién va a asumir la responsabilidad de que ese policía, por nerviosismo, dispare?».
-¿Cómo hace para que se vayan?
-Necesitamos concertar con las autoridades nacionales. Este es un momento en que tenemos que buscar soluciones y lograr interlocución con el Ejecutivo.
-¿Cómo?
-Asumiéndolo como una tarea. Hay profesores que han formado parte del Ejecutivo, profesores que son parlamentarios. Tenemos que buscar esta vía y tratar de hacer esos vínculos dentro del respeto y tratando de que sea institucional. Nosotros tenemos una función a la que no vamos a renunciar. Nosotros no vamos a renunciar a criticar la actuación en derechos humanos, las políticas económicas, el arco minero. No podemos renunciar. Ese es parte de nuestro mandato. Pero necesitamos interlocutores que entiendan que esto es pensando en el país, y que en este momento cada quien como individuo podrá tener su posición política pero hay cosas que lograr para el bienestar del país.
