El profesor del UCAB recordó el caso de líder egipcio Hosni Mubarak, quien gobernó durante casi 30 años el país, renunció en 2001 por fuertes presiones con protestas populares y abrió paso a que gobernara un Consejo Supremo militar
En medio de la confrontación política que vive Venezuela y con el anuncio reciente de un viaje de representantes de la oposición y el Gobierno a Noruega para dar los primeros pasos de un acercamiento, Benigno Alarcón, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), considera que una negociación en este momento suena «complicada».
En conversación con Contrapunto, Alarcón explicó que pareciera que el Gobierno de Nicolás Maduro no tiene mayores incentivos para negociar de manera real; en este sentido, mencionó que a lo mejor la amnistía que ofrece el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Juan Guaidó, «no es suficiente porque el que se siente amenazado quizá no solo quiere la amnistía, sino que le den el control sobre ella».
«Por otro lado, no hay ningún incentivo para negociar, porque aunque me des todas las recompensas, si lo que tengo hoy es más de lo que voy a tener después de negociar sencillamente me quedo con lo que tengo», agregó.
En este escenario, aclaró que una cosa es sentarse en una mesa de negociación donde se piense que se puede ganar algo, y otra es estar dispuestos a entregar algo en ese espacio.
«La única manera, entonces, de que se pueda producir una transición en medio de una dinámica como la que vivimos hoy día implica procesos de negociación, que normalmente buscan darles alguna garantía a aquellas personas que tienen mayores riesgos al perder el poder», detalló.
Al ser consultado sobre los elementos que podrían obligar al Gobierno a negociar, mencionó la percepción de que no son capaces de mantener el poder por la fuerza. «Si por ejemplo la Fuerza Armada en un momento dado le manifestara su no disposición a reprimir para mantenerlo en el poder, el Gobierno estaría en una posición en la que necesariamente tiene que negociar», acotó.
Aclaró que ese escenario no implica un golpe de Estado, sino que la Fuerza Armada «regrese a la neutralidad institucional», que es su condición natural.
Para los que están en el poder una transición implica peligro, y esta se hace posible en la medida que esa percepción y el costo de las consecuencias que implica dejar el poder se reduce», afirmó.
Considera que sí es posible que en el sector militar se dé un cambio, «porque no solo depende de quienes están al mando, sino también de los que tienen que obedecer las órdenes».
Los cuatro escenarios posibles
De acuerdo con el análisis de Alarcón hay cuatro escenarios posibles:
- Mantener el statu quo, que implica más de lo mismo y continuar en las condiciones actuales.
- Una autocratización todavía más profunda, en la que quienes toman el poder son quienes sostienen el Gobierno (sector militar), más allá del Gobierno mismo.
- La posibilidad de transición, pero negociada con algunos sectores que sostienen el Gobierno.
- Transición plena.
«Hoy día parece que el escenario de statu quo tiene cierta debilidad, lo que no implica que está desapareciendo; y el escenario de radicalización con otros actores al frente es uno que toma algo de más fuerza», expresó.
Asimismo, recordó el caso de líder egipcio Hosni Mubarak, quien gobernó el país durante casi 30 años, renunció en 2001 por fuertes presiones con protestas populares y abrió paso para que gobernara un Consejo Supremo militar.
Papel del Grupo de Contacto
El Grupo de Contacto, impulsado por la Unión Europea, podría ser el facilitador del proceso de negociación, evalúa Alarcón.
«Lo que se busca es que haya países que tengan la capacidad de hablar con uno y otro actor. Creo que de lo que se trata, básicamente, es de tener un puente para poder emprender un proceso de negociación cuando las condiciones estén dadas», manifestó.
Sin embargo, cree que mientras algún actor, llámese Gobierno u oposición, sienta y se mantengan en una posición ganadora, de supremacía, «es muy complicado que haya una negociación».
A su juicio, «estamos en un proceso de radicalización y escalada del conflicto» con las últimas medidas tomadas por el Ejecutivo contra la AN.