Al ver la economía venezolana en 2022 se reflejan dos caras marcadas por decisiones erráticas y condicionadas por la geopolítica
A la hora de mirar la economía venezolana en 2022 es necesario prepararse para ver dos caras de una realidad ya que su comportamiento sigue siendo errático
“La gente está en el chasis pero el consumo crece”, fue una frase del economista Asdrúbal Oliveros cuando analizó el primer semestre del año por allá a mitad de julio.
En ese mismo momento se apresuró a decir que «¡cuidado!» con decir que “Venezuela se arregló”.
“Esa es una frase vacía”, sentenció en su momento y todavía lo mantiene.
En el primer semestre del año el comportamiento positivo del consumo se dio debido a una mejora de los sueldos en el sector industrial privado que llegó a ubicarse en 150 dólares promedio para el trabajador con la menor calificación.
“El leve despertar del consumo se asocia a las mejoras salariales que trajo la dolarización de las remuneraciones en el sector privado. En la medida que la dolarización avanzó el flujo de caja de las empresas se hizo más estable y predecible y trajo mejoras en las remuneraciones”, señaló recientemente en su análisis el economista Leonardo Vera partiendo de las cifras de Conindustria.
Asimismo los trabajadores el sector público también recibieron un incremento en sus salarios en el mes de marzo. Pasaron de tener una remuneración mínima cercana a un dólar para colocarse en 28 dólares.
Al ser el Estado el mayor empleador del país cualquier mejora, por pequeña que sea que haga, termina incidiendo en la capacidad de compra de un grupo importante de personas que incluye a trabajadores y pensionados.
Por otro lado Leonardo Vera también acota que la elevación de los flujos de remesas “pueden ser parcialmente una explicación a la mejora en el consumo privado”, que según algunas firmas como Ecoanalítica y el Inter-American Dialogue estás estarían alrededor de 2.500 a 4.2000 millones de dólares en 2022.
En este contexto también se presentó una relativa estabilidad en el tipo de cambio que entre enero y julio se depreció 25%, en el mercado paralelo, al pasar de 4,76 bolívares por dólar el 3 de enero, a 5,80 bolívares por unidad de la divisa estadounidense el primero de julio.
Esto hizo que la capacidad de compra del salario mínimo en bolívares no fuera tan golpeada en la primera mitad del año.
Pero la cosa cambió
Con la entrada del segundo semestre la decisiones de política económica de Miraflores no tuvieron el éxito deseado.
Las presiones para el aumento del gasto, el gran descuento que con que vende el petróleo y la crisis geopolítica con la guerra en Ucrania tuvieron impacto en el manejo financiero de Estado.
Las operaciones del Estado venezolano para manejar sus ingresos en moneda dura pasaban pòr el sistema financiero ruso y este fue sancionado a propósito de la invasión a Ucrania, lo cual limitó la disponibilidad de divisas del Ejecutivo venezolano.
Eso hizo crisis justamente cuando las movilizaciones de calle de los trabajadores del sector educación obligaron al Estado a cancelar obligaciones contractuales completas, que había planificado cancelar fraccionadas.
La combinación de estos pagos con la escasez de divisas para intervenir en el mercado cambiario como lo venía haciendo causaron un shock en el tipo de cambio paralelo y en el oficial.
Surgieron las interpretaciones sobre el tema y algunos llegaron a decir que fue culpa de los profesores por exigir su pago.
Por otro lado estuvieron los que dijeron que culpar del alza del dólar a los trabajadores es técnicamente incorrecto y moralmente inaceptable.
Lo cierto es que para ver las dos caras de la economía venezolana en 2022 podemos mirar el comportamiento del tipo de cambio: 25% entre enero y julio y 228% entre el primero de julio y el 28 de diciembre.
Esto mete a la economía venezolana en lo que define Asdrúbal Oliveros como una especie de letargo y aunque el consumo siguió creciendo se ralentizó su ritmo.
También señala que el mercado cambiario tiene fricciones importantes tanto en el oficial como el paralelo.
En este contexto la recuperación del poder compra de los trabajadores del sector público por el aumento de la remuneración mínima se fue perdiendo aceleradamente por la depreciación.
Los 130 bolívares que en marzo compraban 28 dólares el 28 de diciembre apenas compraban 6,8 dólares, lo que explica la disminución del consumo de la población.
Los empresarios
El balance que hacen los empresarios del sector industrial de los primeros tres trimestres de 2022 les dan señales de recuperación de los espacios perdidos durante los siete años previos a 2021, y le dan la perspectivas de mantener una modesta tendencia al crecimiento.
Luigi Pisella, presidente de Conindustria, indicó que la capacidad instalada del sector aumentó a 38,5% desde el 31% que registró en el segundo trimestre de 2022, según la Encuesta Cualitativa de Coyuntura de Conindustria del III trimestre de 2022.
Señaló que además que existe un aumento en la producción que también se ve reflejada en un incremento de las ventas de sector.
Explicó que el 58% de los empresarios del sector industrial encuestados indicó que mantienen el stock de inventarios, mientras que 29% espera aumentarlo. Pisella indica que esto está atado a la proyección que hicieron las empresas para la temporada del cierre de año.
«Nos hemos venido capitalizando», señaló Pisella y dijo que han logrado aprovechar la flexibilización cambiaria y el manejo adecuado de la política de precios por parte del Estado para reducir las distorsiones de la economía.
Sin embargo no todo es color de rosa para los industriales y destacan los factores que restringuen la actividad de los empresarios locales.
Entre las distorsiones que comenta está lo que denominan “competencia desleal con productos importados” que mantienen beneficios fiscales de los que carece la producción nacional.
Por otro lado también se queja de una alta carga impositiva y la carencia de fuentes de financiamiento.
Según sus cifras el sector industrial necesita de alrededor de 5.000 millones de dólares para recuperar el músculo que otrora tenía.
«No tendremos recuperaciones de la noche a la mañana, pero vamos a mantener nuestros esfuerzos al máximo. Si el Estado sigue mirando hacia la producción nacional eso es posible”, sostiene el empresario.
Considera que el crecimiento del sector estaría alrededor del 10% este 2022.
Fedecámaras por su parte, al hacer la evaluación del perfomance de la economía, señala que son los rubros de consumo masivo como alimentos, medicinas y cuidado personal los que apalancan el crecimiento del sector privado en el ejercicio 2022.
El gremio de empresarios se queda con la proyección de crecimiento de 8% para el sector privado en 2022.
«Nosotros pensamos que en 2023 el PIB privado tendrá un comportamiento positivo del 8%, similar al 2022, que creemos cerrará en 9%», dijo Fernández a la agencia española EFE y aseguró que el gremio hará un esfuerzo para mejorar los ingresos de sus trabajadores durante el próximo año.
Hablando de tareas pendientes Fernández señala que el tema político debe avanzar para «resolver las diferencias” a través del diálogo entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición en México -reanudado en noviembre-; recuperar, de manera «urgente, el crédito financiero bancario»; y reducir la «carga impositiva» que tienen las empresas debido a la «voracidad» fiscal.
Venezuela recibe 2023 con una economía nuevamente expuesta a las distorsiones recurrentes en materia cambiaria y llena de incertidumbre ante las decisiones políticas que inhiben una recuperación sostenida.
El aparato industrial sigue con más del 60% de su capacidad ociosa y se requieren mayores estímulos para dinamizar de manera estructural la economía y lograr una mejora del salarios de los trabajadores.
¿El Estado tomará las decisiones apropiadas para potenciar las capacidades del aparato productivo?
¿La dinámica política seguirá siendo el obstáculo que hasta ahora ha sido para inhibir la inversión productiva en el país?
¿Los empresarios tomarán los riesgos en este escenario?
No tenemos bolas de cristal para leer el futuro, solo andamos con pies planos pisando tierra y viendo los acontecimientos sociales, económicos y políticos del país. El juego sigue