Para que las personas alquilen su local o su vivienda hay que cambiar algunas leyes, coinciden Fernando Di Gerónimo, presidente de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana de Caracas y Roberto Orta, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela
Dos emes están detrás del limbo en el que se encuentran dos millones de inmuebles desocupados en Venezuela: La eme de migración y la eme de miedo. «No es solamente por la diáspora. Es que hay gente temerosa que ha tenido el inmueble, lo ha cerrado y no ha querido meterlo al mercado, y no lo ha metido porque no tiene la seguridad y la protección», puntualizó Fernando Di Gerónimo, presidente de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana de Caracas.
Durante el encuentro «Perspectivas inmobiliarias región capital», realizado este jueves en el Centro Cultural BOD, Di Gerónimo precisó que hay personas que, por la necesidad, han decidido alquilar «con el riesgo de no tener un marco jurídico que proteja». Algunos inquilinos le temen a «quedar rayados», y también se cuidan, agregó.
Hay tres leyes que deben ser modificadas y sobre las cuales el gremio inmobiliario ha hecho propuestas, señaló Di Gerónimo: ley de estafa inmobiliaria, ley de arrendamiento y ley de financiamiento inmobiliario. Con el cambio de algunos artículos «se puede producir la posibilidad de que esos 2 millones de inmuebles que están cerrados se abran al mercado inmobiliario, sea en venta o en alquiler, para que empiece una movilización más grande».
El mercado inmobiliario venezolano es «principalmente secundario, viviendas usadas; tenemos una tercera parte de lo que fue el mercado inmobiliario en 2008», aclaró Roberto Orta, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela.
Por la falta de crédito y por la dificultad para ahorrar «estamos apostando por el arrendamiento masivo de viviendas, para aprovechar esas miles de propiedades desocupadas por la diáspora».
Pero para eso es imprescindible la revisión de la ley de arrendamiento: «Ya hemos hecho propuestas que esperamos que pasen a la Asamblea Nacional. Debe entenderse que los jóvenes y las familias en los países desarrollados viven en arrendamiento, y ese es el primer escalón de las familias; en Venezuela tenemos un gran potencial para que ese mercado se desarrolle de manera muy amplia».
Di Gerónimo sostuvo que las perspectivas para 2023 son muy positivas. «Estamos en las puertas de gran crecimiento, sobre 8% a 10% de crecimiento en el sector inmobiliario y en el país, en el PIB». La venta de inmuebles en Caracas se ha mantenido estable, apuntó, pero «el alquiler ha subido bastante, ha crecido en forma exponencial: se están alquilando comercios, galpones industriales, locales comerciales, consultorios médicos, una gran cantidad de inmuebles; y, además, los apartamentos para las personas que están viviendo en el país, que están regresando al país y están haciendo vida de nuevo en Venezuela y están necesitando un inmueble».
Consideró que se están abriendo mercados. «Ha habido una cantidad de inmuebles que estaban cerrados, de gente que se ha ido del país, que los han dejado cerrados, pero se han dado cuenta de que abriendo nuevamente los inmuebles para la juventud, para protegerla y para que no se vayan, se quedan en el país».
En su opinión es la confianza entre los venezolanos lo que ayudaría, también, a favorecer el alquiler. «Confianza en el otro. Confianza personal», aseveró. «Yo te doy un inmueble, tú me lo pagas, yo te lo sigo alquilando y te lo mejoro, me lo sigues pagando, y así sucesivamente».