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lunes, 30 diciembre, 2024
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Luis Barragán: La universidad venezolana está llamada a jugar el rol que cumplió «Solidaridad» en Polonia

Texto, fotos y video: Vanessa Davies

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Lo que hay hoy en Venezuela es «una clase media artificial y efímera, porque no tiene formación y no la necesita. Lo que necesita es una concesión en el arco minero del Orinoco, que le den un pedacito de las zona económicas especiales», describe el diputado y dirigente de Encuentro Ciudadano

Queda claro que Luis Barragán, diputado de la Asamblea Nacional (AN) entre 2011 y 2021, y parlamentario del Poder Legislativo que ha extendido su mandato con Juan Guaidó a la cabeza, es un hombre de los que va duro contra el gobierno, régimen o sistema político imperante. Se ha vinculado, además, con la denuncia de la crisis de las universidades, que ubica como parte de una estrategia para callar la rebeldía de las clases medias.

Barragán, que militó con Vente Venezuela (la organización de María Corina Machado) y ahora está con Encuentro Ciudadano (el movimiento de Delsa Solórzano), piensa que todavía no ha surgido un líder con la fuerza para plantarle cara al gobierno. Su mirada se va lejos y atrás, a la Polonia en la que el comunismo real se resquebrajó. Y regresa para fijarse en las universidades. «Se pueden quejar los rectores, se pueden quejar los presidentes de los gremios, pero esto fue lo que les tocó, y tienen que asumir el rol. Todavía están a tiempo las universidades de asumir ese rol», explica en conversación con contrapunto.com.

«Eso implica que las federaciones de centros universitarios asuman su rol, que los presidentes de los gremios asuman su rol, que los obreros y empleados asuman su rol», insiste. «Solidaridad, el sindicato de Lech Walesa, no salió de la noche a la mañana. Hubo allí voluntad, decisión y asumir las responsabilidades, porque eso es lo que les había tocado hacer», asegura.

-¿No lo han hecho hasta ahora?

-No lo han hecho. Después de 2017 se vino abajo el edificio. Lo digo a título personal: siento que no asumieron la responsabilidad.
-¿No la están asumiendo con las protestas?

-No la están asumiendo. Han debido hacerlo a tiempo. Cuando te paso desde 2018 todo lo que se les dijo… Nosotros presentamos un proyecto de ley orgánica de educación superior que no lo elaboramos nosotros. Lo elaboró Aula Abierta, una meritorísima ONG que se ha dedicado al problema de la universidad, sin entrar en el tema político-partidista. Nosotros lo asumimos, y varios diputados lo presentamos a la Asamblea Nacional. Nosotros propusimos una ley de defensa de la autonomía universitaria. Nosotros propusimos hacer elecciones simultáneas y masivas en 2020. Con anticipación. Ellos tienen que asumir su responsabilidad, así como nosotros la hemos asumido. ¿Que es difícil? Pero en el democrático y legítimo Parlamento nos dirigimos a la Unesco. ¿Si el presidente de una asociación de profesores, como la USB, asumió su responsabilidad, qué pasa con Fapuv? ¿Qué pasa con Averu? La denostada clase política venezolana presentó un rumbo, orientó.

-Cuando usted dice que la universidad venezolana está llamada a jugar el rol de Solidaridad en Polonia, ¿es para avanzar a la democratización del país?

-Obviamente. Y hacia el quiebre del sistema. También hemos insistido en eso: no vamos a resolver el problema de la universidad en este contexto. Jamás se va a poder aspirar al reconocimiento de la universidad pública y autónomo bajo este régimen. Para salvar a la universidad hay que salvar al país, pero para salvar al país hay que salvar a la universidad. Nosotros mañana superamos este problema, ¿Y cómo arrancamos a lo que fue la universidad pública y privada en Venezuela si no existe un compromiso de la propia universidad? Yo me instalé alrededor de dos meses en la UCV. La subcomisión de educación de la AN hizo todo lo posible, y con una modestia inmensa.

Clases medias que sobreviven

En sus conversaciones con el profesor William Anseume, presidente de la Apusb, llegaron a la conclusión de que a las universidades les pasarían factura por las protestas masivas de 2017. «El modelo de universidad que ellos diseñaron para el país es un modelo en el cual la universidad está orientada a ideologizar, como ocurre en cualquier país totalitario; como ocurrió en la Unión Soviética, en Europa oriental, en la Alemania de Hitler», plantea.

Por dos vías la clase media venezolana ha sido derrotada, analiza Barragán. En este sistema «a la clase media la lumpenproletarizan», la condenan a la supervivencia, por lo que el hijo o el nieto ya no podrán ser los mejores médicos con los mejores profesores sino los egresados de escuelas paralelas. También, hacen que se vaya a otros países.

Esta capa media es sustituida por otra, que «no tiene en la universidad el mejor camino de ascenso» sino que está implicada «con el Estado criminal, las mafias y con el negocio. Esa es la clase media de los bodegones, la que está ‘enchufada’ y en los bodegones». Esa es «la clase media que puede pagar la Universidad Metropolitana, la Universidad Católica Andrés Bello» y otras casas de estudio.

Es, tal como lo desmenuza, «una clase media artificial y efímera, porque no tiene formación y no la necesita. Lo que necesita es una concesión en el arco minero del Orinoco, que le den un pedacito de las zona económicas especiales».

-¿Una clase media que sustituye a otra?

-Una clase media que, artificialmente, sustituye a la antigua clase media que fue soporte de la democracia. Es una clase media que antes estaba formada por el obrero calificado. Con este régimen, cuando se van las empresas del país, ese obrero calificado no encuentra trabajo. Se lumpenproletariza, también. No tiene valores que realizar. Viene la incongruencia de estatus sobre la que tanto hemos insistido: una clase media que no tiene los valores para soportarlo.

-¿Para qué es la nueva clase media?

-Para soportar este modelo. Y con la universidad es igual. Se pueden quejar los rectores, se pueden quejar los presidentes de los gremios, pero esto es lo que les tocó. A esta clase media el conocimiento estratégico no le importa. Le importan un bledo las universidades. No necesitan ser ingenieros atómicos para poder tener un estatus social.

¿Qué va a ocurrir con las universidades venezolanas? «Por una parte, están en el contexto del Estado comunal. Por otra parte, hay una ley de universidades que no se han atrevido a discutir porque la legítima Asamblea Nacional se hizo escenario de la discusión del problema universitario. Con todas las fallas que puede tener la Asamblea presidida por Guaidó, desde 2018 ha sido escenario de alrededor de 15 debates», enfatiza.

En la AN de 2021 el compromiso es con la universidad comunal, afirma Barragán. Además en el gobierno «ya aprobaron el contrato colectivo» con los gremios oficialistas. «Una parte del proyecto es para ideoligizar. Dos, para militarizar, porque se incluye la creación de brigadas universitarias; la universidad, así, es una reserva para defender el proceso revolucionario», agrega. «Lo otro es pedevalizarla, convertirla en un nuevo Pdval», convertirla en una cadena comercial. La idea es mantener una universidad que pierda, incluso, la noción de universidad. Que forme más técnicos y menos intelectuales.

-¿Cómo se detiene este plan?

-La universidad debe responder en esa misma medida como un movimiento social y como una fuerza social. Y la única manera de verla es la universidad que se defiende y que se sabe defender a sí misma como una fuerza social. La universidad que sabe que, en términos de estructura y organizacionales, es superior a los partidos políticos y los gremios profesionales. La universidad venezolana organizada en decanatos y en escuelas tiene un alcance territorial mayor que el de los partidos políticos. La universidad venezolana, que ha sido capaz de gremializar a profesores, estudiantes, empleados y obreros, tiene una capacidad superior a la de los propios partidos políticos. El drama está en que los partidos políticos fueron los primeros golpeados. Esta universidad, organizada y en pie de lucha, está llanada a jugar el rol que jugó Solidaridad en Polonia. Ha habido una queja permanente y reiterada contra los partidos políticos, pero cuando eso ocurre, como ocurrió en Polonia, la sociedad civil fue la que asumió el rol de los partidos políticos, y lo hizo a través de un sindicato de trabajadores llamado Solidaridad.

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