Si no se concreta la negociación en México vamos a retrasar muchísimo las soluciones para el país, advierte el dirigente nacional de Primero Justicia. El modelo de aniquilar al otro no ha servido porque ni nosotros hemos desaparecido a los rojos ni los rojos nos han desaparecido a nosotros, subraya
Los comentarios que hace Ángel Medina en redes sociales no siempre son los más chic, pero son el resultado de años de aciertos, desaciertos y reflexiones. El dirigente de Primero Justicia ha insistido en la necesidad de la reconciliación entre venezolanos como un requisito para que el país avance.
-Parece que llamar a la reconciliación se ha vuelto algo subversivo.
-Hoy día es menos subversivo que hace cuatro años. Ya, por ejemplo, hay un reconocimiento de la necesidad de que exista la mesa de México, y que se encuentren las partes. Hay un reconocimiento nacional e internacional, y lo dicen las encuestas, de que se produzca un diálogo sincero para resolver los problemas de la gente. Sin embargo es verdad que todavía hay sectores que sienten que hablar con el diferente es un pecado. Sectores de lado y lado.
-¿Por qué?
-Porque este es un país que ha vivido de la polarización muchos años. Y la polarización rinde frutos a quienes creen en ella. Siempre es la minoría de un país, pero esa polarización le rinde frutos a ellos, y les ha servido a muchos políticos para mantenerse. Pero que les sirva a ellos no quiere decir que les sirve al país. El actual modelo político que tenemos necesita redimensionar las formas en que nos entendemos y relacionamos.
-¿Se ha convertido en un negocio la polarización?
-No sé si fue un negocio o no. Al final, fue una tendencia. Aquí se llegó a un modelo que desconocía al otro, y eso fue lo que triunfó en 1998. Eso se mantuvo durante mucho tiempo, y obviamente que eso tiene una respuesta. Cuando colocas durante mucho tiempo la política en términos de enemigos lo que se produce son luchas y batallas que son fratricidas. Eso lo ha vivido Venezuela. Ya vivimos eso, tú, yo, todos hemos sido en algún momento absolutamente polarizados. Ahora eso no está sirviendo. Eso no le sirve a nadie. Eso no le sirve al país. Hay que reconstruir las formas en que nos relacionamos y hay que construir espacios permanentes. Por ejemplo: no tener una Asamblea Nacional donde estemos todos es un desastre para el país, porque ese es el foro por excelencia para encontrarnos, debatir y discutir en el marco de unas reglas.
-¿Eso es posible resolverlo antes de 2025?
-Lo pongo de esta forma: nosotros tenemos que plantar cara de aquí a 2026 y 2027. ¿Por qué? Porque tenemos que pasar por 2024 y 2025. ¿Cómo vemos el 24 y el 25? ¿Nosotros lo vemos con la misma forma como lo vemos hoy, polarizante, sin entendernos, o creyendo que vamos a una batalla porque el que gana se lleva todo y destroza al distinto? ¿O entendemos que ese es un proceso para la reconstrucción de las instituciones y la reconstrucción de un modelo político? Si eso es así, 2026 nos debe agarrar distinto de lo que tenemos hoy.
-¿Cómo nos debería agarrar?
-Tengo que poner un camino.
-¿Cómo ve Ángel Medina ese camino?
-Con una negociación real, sincera de cara al país. No solo en temas de la gente, sino en temas políticos, que nos permita llegar a 2024 no en un escenario de una elección donde se va a luchar existencialmente, sino en un escenario donde hay una elección que permita que la gente pueda decidir, que sienta que su expresión tiene sentido, pero que además permita rebalancear el reconocimiento de unos con otros. Y que eso nos lleve a 2025. ¿Por qué digo 2025? Porque es, incluso, tan importante como 2024. En 2025 se debería escoger una nueva Asamblea Nacional, nuevos gobernadores y nuevos alcaldes, con lo cual deberíamos tener nuevos concejos municipales y nuevos consejos legislativos. Es una megaelección que tiene que reconstruir el escenario político de diálogo, institucionalidad, encuentro, desencuentro dentro de un marco y unas reglas.
-¿Quién establece ese marco?
-La política. Creo que México es muy importante, y creo que el esfuerzo de todos los que creemos en esto también es importante. No podemos llegar a 2027 en el mismo estado de polarización que estamos viviendo hoy. ¿Por qué la gente está lejos de la política? Porque siente que los políticos, todos, no le resolvemos nada. Muy por el contrario: generamos más conflicto. Cuando me dices que la política dice que las placas 1 y 2 echan gasolina los lunes, me estás complicando la vida. Con tu política me estás complicando la vida. No solamente no resuelves nada, sino que me haces la vida más incómoda. Por eso la gente se aleja de la política y de los políticos. ¿Eso qué nos ha traído? En el caso de la oposición: nuestra capacidad de comunicación está mermada, nuestra capacidad organizativa y de movilización también está mermada. Pero en el caso de los rojos su capacidad está mermada en términos de que no pueden recuperar lo que tenían hace siete años desde el punto de vista de la base social. Tienen un problema serio de legitimidad interna y externa; tienen un problema serio de movilización que se ha demostrado en las últimas elecciones. Creo que, al final, se ha demostrado que este modelo no le está sirviendo a nadie.
-A alguien le sirve.
-Pero no le está sirviendo al país. Cuando digo a nadie, hablo de las mayorías. Bajo este esquema la oposición no tiene futuro y el gobierno no tiene futuro. Tenemos que reconstruir esto si queremos tener un país viable para todos.
-Si no se concreta México, ¿qué otra posibilidad ve?
-Apuesto por México, porque si no se concreta la negociación en México vamos a retrasar muchísimo las soluciones para el país, y cada vez la crisis va a ser más compleja. No se habla de una normalización; se habla de una reconstrucción del sistema. No sé si vamos a ser en el futuro tan anormales como somos hoy, pero por lo menos anormales dentro de unas reglas. Creo que, al final, lo que hace falta es reconstruir el sistema político.
-Eso implica confianza.
-E instituciones. La primera institución que hay que rescatar para todos es la institución electoral, la institución del voto, la institución de la decisión. Si esa institución es válida para todos, es aceptable para todos, si esa institución permite que se diriman los conflictos en la arena electoral es un paso gigantesco. Pero después eso tiene que ir a las instituciones: reconstruir las instituciones. No podemos seguir viendo la Asamblea Nacional como una trinchera para matarnos entre todos.
-Peor esto va a seguir hasta 2025.
-Básicamente hasta 2024. Incluso, pudieras trabajar para decir «tengamos una campaña electoral que nos lleve a 2024 en términos de construcción y no en términos de destruirnos». Puede haber unos marcos para la campaña, unas reglas para esa campaña y unas reglas para la elección.
-¿Presidenciales y legislativas?
-Principalmente las presidenciales, porque ese va a ser el marco para lo que viene después.
-¿Aunque gane Maduro?
-Aunque gane quien gane. Al final es una expresión que tiene que tener validez para que el otro exista. Aquí lo que ha pasado es que el que gana siente que tiene derecho de arrastrar al otro, de aniquilar al otro. No se ve la elección como «vamos a resolver el conflicto y tú vas existir». No. La actitud es «como yo gané, aunque sea por dos votos, tengo la posibilidad de desaparecerte». Y ese modelo no ha servido porque ni nosotros hemos desaparecido a los rojos ni los rojos nos han desaparecido a nosotros. Estamos vivos, todos. Aunque golpeados, pero vivos. Y, en el fondo, está golpeado el país. Hay formas de reconstruir esto, y hay oportunidades de reconstruir esto. México es una oportunidad, 2024 es una oportunidad, 2025 es una oportunidad.