«Crecer horizontalmente no es tan fácil por la falta de financiamiento. Se necesitan de 3 mil a 4 mil dólares por hectárea para crecer», señala el presidente de Fesoca, José Ricardo Álvarez. La tecnología sale en auxilio de los productores venezolanos
Una vez que entendieron que estaban solos, que no había Estado que los respaldara, los productores primarios de Venezuela tuvieron que decidir entre avanzar o morir. Y decidieron caminar. Lo que explica el presidente de Fesoca, José Ricardo Álvarez, es que cayeron y se levantaron. Que han tratado de recuperar el crecimiento de la producción por sus propios medios. «El sector azucarero ha sorteado los diferentes obstáculos», subraya.
Uno de ellos es la falta de financiamiento. El otro, la escasez de combustible. Hay que sumar las fallas en otros insumos. Pero pese a ello los cañicultores venezolanos han logrado aumentar su producción. Dos palabras resumen este empeño: crecimiento vertical.
En esta zafra «llevamos molidas 2.814.259 toneladas. Unas 400 mil toneladas más. Ese nivel de crecimiento se ha mantenido durante estos últimos dos años. Y vamos a ver, en las previsiones de la próxima zafra, cómo sigue esa tendencia. Podríamos estar hablando de una rata de crecimiento de 20% anual en estos últimos tres años», detalla Álvarez. Hoy día satisfacen 40% de la demanda nacional. «La idea es volver a llegar a 7, 8, 9 millones de toneladas».
¿Qué es el crecimiento vertical? «Llegamos a tener a tener 40 toneladas por hectárea, y hoy estamos en 60 toneladas por hectárea. Eso quiere decir que hemos podido atender mejor los cultivos que tenemos. Crecer horizontalmente no es tan fácil por la falta de financiamiento. Se necesitan de 3 mil a 4 mil dólares por hectárea para crecer», puntualiza. Por eso «la única forma de seguir adelante es haciendo uso de la tecnología, el uso del conocimiento adecuado».
Mardily Rojas, gerente de Fundacaña, puntualiza que trabajan con el mejoramiento genético de la caña de azúcar y con la producción de controladores biológicos para atacar las plagas de los cultivos. También producen semillas certificadas de caña de azúcar. Para los ensayos se enfrentan, igualmente, al alza en los costos de producción, porque cuestan lo mismo que un cultivo de caña para el consumo. «La idea de nosotros es producir variedades que sean mejores que las que tenemos», indica Rojas; es decir, que rindan más, que sean más fuertes ante las enfermedades.
Fundacaña garantiza controladores biológicos: uno de ellos actúa contra una larva que hace galerías dentro del tallo de la caña, como lo precisa Rojas; otro, contra la «candelilla», que quema la hoja de caña y frena la fotosíntesis. Son plagas «de importancia económica y nosotros tenemos los controladores biológicos». La idea es atacar la plaga desde el comienzo, reitera.
Los cañicultores esperan moler entre 500 mil y 600 mil toneladas más el próximo año, con un incremento de otro 20%. «Si mantenemos este ritmo de crecimiento en cuatro o cinco años pudiéramos llegar al abastecimiento» en un país que tiene el consumo reducido por la pérdida del poder adquisitivo. Dependerá en gran medida de tener el gasoil necesario: «En una zafra hablamos de 12 gandolas semanales, y es lo que estamos exigiendo», apunta Álvarez.
El presidente de Fesoca llama la atención sobre lo que consideran «una distorsión en la cadena de comercialización» que hace que el azúcar cueste entre 1,40 o 1,60 dólares el kilo en el anaquel mientras el productor primario recibe 0,90 centavos a la puerta del central azucarero. «Nuestra petición al gobierno nacional sería revisar lo que se paga a puerta del central para que este precio aumentase» aunque «eso no tiene que transferirse al anaquel, porque consideramos que el precio del anaquel es suficiente».
Fundacaña va a reactivar el intercambio de variedades, anuncia Mardily Rojas, pero para eso necesita contar de nuevo con una estación de cuarentena que fue invadida. «Ahora tenemos muchas condiciones adversas en el cultivo», recuerda, y es el mejoramiento genético el que puede garantizar plantas más fuertes que las resistan.