José Patines insistió en que la OIT debe quedarse en Venezuela. «Si delante de la OIT se dan el tupé de sacar a dirigentes sindicales, ¿qué podemos esperar? ¿Que nos metan presos a todos nosotros?»
Si algo logró la presencia de los representantes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Venezuela es haber roto un celofán. Pero lo que ocurra de ahora en adelante les corresponderá a los participantes en el diálogo social que se desarrolló esta semana en Caracas. Centrales sindicales no afectas al gobierno de Nicolás Maduro llevaron una agenda de propuestas y exigencias sobre las cuales no hubo compromisos definitivos. ¿Tuvo sentido, entonces, este encuentro?
Dirigentes sindicales como José Patines y Rubén González aseguraron este jueves 28 de abril que no «le lavarán la cara al régimen». Por el contrario, solicitaron que la OIT asuma más responsabilidades en el seguimiento de las soluciones que implemente el gobierno a las denuncias del organismo.
Patines consideró que, «como han sucedido las cosas», en la reunión con la OIT participaron algunas centrales «que están en favor de lavarle la cara a Nicolás Maduro, lamentablemente. Está la OIT que viene por una denuncia de violaciones de los derechos humanos, y en su cara violan el derecho de la libertad sindical a dos compañeros que nos dejaron por fuera».
González evaluó que en la reunión con la OIT algunos líderes sindicales «pareciera que no están representando a los trabajadores, sino los intereses de cada uno de los que están allí». De sus críticas excluyó a las centrales Unete y Codesa, que «están dando la pelea».
Como dirigente sindical de la Cancillería, despedido de su cargo por lo que considera una retaliación política, Patines insiste en que este encuentro no soluciona problemas concretos. «A nosotros nos parece que esto es para lavarle la cara a Maduro y decirle ‘Venezuela se está arreglando, los huecos los estamos tapando y aquí nadie se está muriendo de hambre’. Es una de las pocas conclusiones que se pueden ver».
Emilio Negrín, dirigente de los trabajadores tribunalicios y uno de los delegados en la reunión, sostuvo que «no hay consenso ni negociaciones entre dirigentes sindicales que están participando» en las mesas con la OIT. Al contrario: Negrín expresó que la misma lucha de quienes protestaron en las calles esta semana es la que los delegados mantuvieron en las reuniones con funcionarios del gobierno en el contexto del diálogo social.
La persecución a los trabajadores no culmina con la excarcelación de Rodney Álvarez y Eudis Girot, enfatizaron. «Era evidente que el gobierno de Maduro iba a soltar a alguno que otro para dar muestras de que quiere ser democrático, pero todo lo mata sacando a los representantes sindicales» críticos. Aunque Patines afirma que la libertad de ambos dirigentes «para nosotros es un triunfo, porque el gobierno tuvo que ceder, porque están los ojos puestos sobre Venezuela», reitera que «se siguen irrespetando los derechos laborales».
Durante la instalación del diálogo social hubo cambios de última hora, como lo refirieron algunos participantes. Estaba previsto que la delegación del gobierno del mandatario Nicolás Maduro, encabezada por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, escuchara a los trabajadores. «Pero no quisieron ver la verdad. La verdad que tienen Rubén González y José Patines, para decirles en su cara que somos una prueba fiel y viviente de que ustedes violan los derechos sindicales: nos botaron, nos persiguieron y todavía se dan el lujo de no dejarnos entrar para decir la verdad».
José Patines insistió en que la OIT debe quedarse en Venezuela. «Si delante de la OIT se dan el tupé de sacar a dirigentes sindicales, ¿qué podemos esperar? ¿Que nos metan presos a todos nosotros?».
Para González es impostergable -y así se lo manifestó a integrantes de la OIT el pasado domingo- «la libertad general para todos los trabajadores que están presos, para los dirigentes sindicales y para todos los que están sometidos a régimen de presentación».
Cuando se vaya la OIT «hay una incertidumbre», admitió, porque «no hay garantías de cumplimiento. Quieren dar una cara nacional e internacional de que son demócratas, pero es mentira». Por eso remarcó que es imprescindible «una mesa de supervisión» que les haga seguimiento a los acuerdos.