El problema no ha terminado, reiteró el presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, Manuel Figuera. Menos de 6 % de la población se ha colocado las tres dosis, acotó
Por la cuarentena y la pandemia hubo «muchas bajas comerciales» y cerró 30% de los comercios a escala nacional, estimó Tiziana Polesel, presidenta de Consecomercio. La voracidad fiscal hace muy difícil que vuelvan a abrir las puertas, al igual que la ley de registros y notarías, porque eso lleva a la informalidad, apuntó.
Muchas empresas no pudieron resistir la cuarentena y el 7X7, la pandemia llegó cuando los venezolanos ya teníamos las defensas bajas en materia económica, subrayó Polesel. Se tomaron medidas por falta de combustible y no por la pandemia, aseveró. Pero la pandemia aceleró procesos comerciales y de servicio, como el trabajo desde casa y el servicio a domicilio, indicó.
En el camino hemos aprendido muchos elementos, ya sabemos cómo prevenir la enfermedad y cómo atacarla, pero falta población instruida que busque vacunarse, refirió Figuera. Hoy día sabemos que estar encerrado de manera tan estricta fue exagerado, y eso pudo crear agotamiento en la población, pero el uso de la mascarilla sí fue acertado, citó el médico.
Hubo medidas innecesarias e inadecuadas, y la gente estaba más preocupada por tocar un botón de ascensor, que por estar en el mismo ascensor con una persona sin mascarilla, acotó.
La mascarilla debe mantenerse en Venezuela «hasta que sea necesario», destacó Figuera. «Es el elemento más importante», el rociamiento ambiental es un gasto totalmente innecesario. «Dejar de usar las mascarillas es absurdo», consideró.
Debemos prepararnos mejor para la virtualidad, expresó Polesel. Aprendimos a ser más eficientes con el tiempo, pero ahora tenemos que retomar el trabajo en el día completo y en el horario completo, y eso nos ha costado, admitió.
Ambos participaron en un foro en Unión Radio.