Hacer cultura en Venezuela es una tarea de superhéroes que en el Trasnocho Cultural se cumple a diario entre cine, teatro, libros y chocolate. Este 4 de octubre (el lunes) uno de los centros de promoción del arte cumple 20 años de lucha contra todas las adversidades. El público puede acudir con confianza porque «las medidas de bioseguridad nos las tomamos absolutamente en serio», explica el director general, José Pisano
Al Trasnocho Cultural se puede llegar en la mañana con la decisión de practicar yoga, y quedarse todo el día para disfrutar de golosinas para el alma: una exposición en la Sala TAC; una película clásica (como Vértigo, de Alfred Hitchcock) o un estreno mundial (como Sin tiempo para morir); una obra de teatro (como Sangre en el diván, con el primer actor Héctor Manrique). También, comer o beber un chocolate en Kakao, buscar el más reciente libro del periodista Alonso Moleiro (La nación incivil) en la librería El Buscón o tomarse un vinito en Vinarte.
Este 4 de octubre «el Trasnocho», como se conoce popularmente, cumple 20 años de cultura y relax. El tango dice que «20 años no es nada», pero en el caso del Trasnocho «son muchos», afirma José Pisano, director general. Pisano, que hace poco meses asumió la dirección general pero ha estado al frente de la programación de los cines estas dos décadas, recuerda «la emoción de aquel 4 de octubre del año 2001, cuando inauguramos».
«El Trasnocho» nace «como una especie de Ateneo, un pequeño centro dedicado al arte y la cultura», rememora Pisano, quien sucede en esta responsabilidad a la cineasta Solveig Hoogesteijn. La idea era mantener proyecciones continuas, representaciones de teatro. «Era una celebración a la vida; era una fiesta de la cultura, una fiesta del arte que hemos mantenido durante 20 años».
Del propósito original es mucho lo que se mantiene a pesar de las crisis, las fallas en los servicios públicos (que afectan los equipos) y la pandemia. «Somos una fundación de carácter privado, que vivimos fundamentalmente de los recursos que generamos, y buena parte de esos recursos vienen de la taquilla».
Persisten las dos salas de teatro (una de ellas más experimental), tres salas de cine y la apuesta por públicos distintos. «Es un centro muy orgánico» en el que los espacios pueden variar. La base es muy buena, y como lo explica Pisano, «estamos en un sitio que en 20 años prácticamente no se ha tocado, hecho con materiales muy nobles».
Hay un espacio físico al que se puede ir en el Paseo Las Mercedes, con todas las medidas de bioseguridad, reforzadas con un financiamiento del Instituto Goethe. Hay, también, un espacio virtual, trasnochocultural.com, en el que habitan cine y teatro.
Con mucho esfuerzo han logrado sobrevivir al cierre obligado por los primeros meses de pandemia. Cuando regresaron a las actividades presenciales fue el teatro el que atrajo más público, señala, «quizá porque esa experiencia no puede ser suplida por lo digital». Ese público «ha ido respondiendo poco a poco». En semana flexible trabajan de lunes a domingo; en semana radical están operativos de jueves a domingo, con una temporada de Improvisto.
El gran reto, en lo inmediato, es que la gente vuelva a pisar el Trasnocho. «Las medidas de bioseguridad nos las tomamos absolutamente en serio. Están marcados los espacios, tenemos desinfecciones constantes de nuestras instalaciones físicas, de aires acondicionados. Hay gel sanitario, indicaciones para el uso constante de la mascarilla, y eso ha sido posible gracias a un apoyo que logramos del Gobierno alemán, a través del Instituto Goethe», detalla Pisano. Trae a colación, también, lo que ha sucedido en Europa: ir al cine o al teatro con adecuadas medidas es una experiencia segura.
La programación es seductora: un ciclo de Alfred Hitchcock, un cineforo sobre El Ciudadano Kane, un homenaje a Jean Paul Belmondo, la presentación de «Rómulo resiste», los festivales de cine… Hay para todos los gustos.
En «el Trasnocho» la fiesta por el aniversario de este lunes se extenderá por un año, hasta septiembre de 2022, con alianzas con países como India. «Es la palanca que nos va a permitir sobrevivir, seguir estando» en la nueva normalidad «con la que vamos a tener que convivir». Probablemente los festejos tendrán música de piano como telón de fondo, porque el instrumento que está en la mitad del espacio ya va camino al «consultorio médico» para su afinación y restauración.
«Somos parte animal y parte espíritu», reflexiona, y en el Trasnocho «somos el sitio de la cultura, somos la parte que te alimenta el espíritu».