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martes, 24 septiembre, 2024

Por qué lo llaman “el burro”, qué haría con el Tren de Aragua, cuál es su relación con el mundo militar, qué piensa de ser candidato a la Presidencia y otras claves de Luis Eduardo Martínez

Texto: Vanessa Davies. Video: Miguel "Cuchicuchi" Romero

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«En aquellos casos donde vayamos separados nos va a dar una paliza el oficialismo», afirma el diputado de la Asamblea Nacional de 2020

A su esposa la tiene identificada como “Bella” en su teléfono celular. Al mismo tiempo asegura que sus 30 años con ella han sido como cinco minutos… pero bajo el agua. Eso da la idea de su sentido del humor. El nombre de Luis Eduardo Martínez está grabado en la memoria colectiva como gobernador de Monagas, aunque en realidad nació en Aragua. Y es ese estado el que espera gobernar después de las elecciones del 21 de noviembre. Hoy forma parte de la comisión de diálogo, paz y reconciliación nacional del Parlamento y cree que es posible llegar a acuerdos relevantes en México.

-¿De dónde sale eso del “burro”?

-De mis estudios en el Liceo Militar Ayacucho. Cuando ingresé a un brigadier, a un superior que se parecía mucho a mí le decían burri-burri. Como se parecía tanto a mí inmediatamente me etiquetaron como “el burri”. Cuando me gradué y me fui a estudiar para Maturín iba contento, porque decía “ya nunca más me dirán el burri”. Pero apenas llegué a la universidad me encontré a un excompañero del liceo que me gritó de lejos “burri”. De burri, a burro, no hay nada.

-¿Cómo se siente con eso?

-Tranquilo.

-¿Su regreso a la política está asociado con qué? Usted sale en una situación muy complicada de Monagas, con denuncias de presuntos hechos de corrupción. Usted vuelve a la política como si nada hubiese ocurrido. ¿Qué ocurrió en ese tránsito?

-Durante 20 años estuve dedicado a la actividad privada en Venezuela y en Estados Unidos. Fundamentalmente a la actividad educativa. Yo soy hoy rector de la Universidad Tecnológica del Centro en Venezuela y presidente de una universidad en Estados Unidos. Cursé cuatro posgrados.

-¿Se dedicó al estudio en ese ínterin?

-En los primeros dos años, pero inmediatamente después empecé a trabajar en la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, privada; unos tres o cuatro años después me trasladaron a la Universidad Tecnológica del Centro y empecé como vicerrector y terminé rector.

-¿Por qué decide volver a la política? ¿Es rehén de algún factor político?

-Regreso fundamentalmente porque muchos amigos y gente cercana creyeron que podía contribuir a hacer realidad mis convicciones. Hace muchos años escribo una columna semanal en varios medios y he venido defendiendo la necesidad de votar, de participar, de dialogar, y llegó el momento en que buenos amigos que siguieron siempre en la política me dijeron “ya está bueno de teoría, empieza a poner en práctica lo que predicas”. Y por eso estoy aquí. Mi propia esposa fue diputada a la Asamblea Nacional en la anterior legislatura, y ella también se involucró en la política en defensa de sus convicciones. Que hoy son las mías, por cierto, porque ahora coincidimos en todo otra vez. Lo que nos separaba nos une ahora.

-¿Qué es?

-Antes no creían en el voto y ahora todos creen en el voto. Antes no creían en la participación y ahora creen en la participación. Estamos felices. Ya nos reencontramos.

-¿Qué pasó con las denuncias en su contra?

-Nunca las hubo. Nunca se concretaron. La mejor demostración de ello es que apenas yo terminé mis posgrados regresé a Venezuela y comencé a trabajar en el sector privado.

-¿No tuvo problema para volver?

-Nunca. No solamente yo. Ninguno de los funcionarios que trabajaron conmigo en la gobernación, ninguno, fue objeto de alguna denuncia formal.

-¿A qué atribuye eso que lo obliga a salir de la política de esa manera?

-Yo salgo faltando mes y medio o dos meses para terminar mi gestión. Tampoco era un largo periodo que quedaba por delante. Estaba enfermo. La gente lo sabe. Estuve hospitalizado, estuve varias veces en tratamiento médico, tuve que viajar a Estados Unidos y en Estados Unidos el médico me recomendó casi tajantemente: “O te dedicas a otra cosa o te mueres”.

-¿Qué problema de salud era?

-Un cuadro de hipertensión. El médico me dijo algo así como esto: “El escenario más probable, si sigue manteniéndose este cuadro, es que termines con un ACV. O mueres, o quedas paralizado de por vida”.

-¿Cuántos años tenía usted cuando eso ocurrió?

-Tenía 41 años.

-Y tomó la decisión de apartarse. ¿Y cómo está su salud ahora?

-Estoy medicado permanentemente. El médico también me dijo: “Si usted hace su tratamiento regular vivirá mil años”. Mil no creo, pero me medico en la mañana, me medico en la tarde. Hay algunas cosas que no cumplo: Como cochino, tomo refresco.

-Y seguro que no hace ejercicio.  

 -Sí. Sí hago. En lo único que no hice caso fue con la dieta.

-Vuelve a la política, vuelve con la convicción de que la vía para salir es el voto. ¿Usted cómo se define hoy políticamente? ¿Opositor, nini, no quiere etiquetas? Su postura podría verse como que parece más del PSUV que el PSUV.

-Mi definición es militante por Venezuela. Soy militante de la oposición, me he postulado por la oposición, soy jefe de la fracción parlamentaria opositora pero creo en la necesidad de que nos entendamos, y tampoco es nuevo. Cuando fui gobernador una de las cosas que pregoné fue la necesidad de los gobernadores de trabajar de común acuerdo con el presidente de la República, que entonces era adversario político. Y terminó siendo mi compadre. El padrino de mi hija menor fue Rafael Caldera.

-¿Cómo se llama su hija?

-Isabel. Ella está orgullosa de su padrino. Cuando gano las elecciones de gobernador uno de mis primeros actos fue invitar al presidente Caldera a mi toma de posesión, y eso se consideró una herejía en las filas del adequismo. ¿Cómo iba a invitar yo a un presidente que era mi adversario? Yo fui a Miraflores, y cuando estaba saliendo de la visita al presidente, que aceptó la invitación y fue a mi toma de posesión, una periodista me entrevistó y me preguntó: “Usted como gobernador de oposición”. Le dije: “Un momentico, por definición gobernador es el que gobierna. De tal manera que yo voy a gobernar”. No creo en gobernadores de oposición, y sigo sin creer, como no creo en alcaldes de oposición, porque en definitiva el que se perjudica es el pueblo. Lo mucho que pude hacer lo hice porque trabajé en común acuerdo con el gobierno nacional, con los gobiernos locales, con los sectores del poder público y, además de eso, con todos los sectores políticos. Yo estoy orgulloso de que la Ley de Asignaciones Económicas Especiales logré que se aprobara junto con Didalco Bolívar y Pancho Arias Cárdenas, que teníamos visiones diferentes.

-Y la lograron.

-La logramos entre los tres.

-De eso no queda nada.

-Nada. Esa la eliminaron. Es parte de los esfuerzos que tenemos que adelantar en los próximos tiempos.

-¿Usted está coaccionado de alguna manera para tener esa posición?

-No. Yo estoy feliz.

-¿Está presionado? ¿Alguien le sabe algo que no le conviene que se sepa?

-Voy a decir como George Bush, a quien le metieron una demanda por un supuesto acoso que le había hecho a una periodista 40 años atrás. Bush dijo: “Si pasó, no me acuerdo”. Yo voy a decir eso.

-Pero esto es presente.

-Hace 22 años me aparté de la política y regresé. Así que si hay alguna presión yo no me acuerdo.

-¿En este momento tiene alguna coacción?

-Absolutamente ninguna. Ahora sí tengo una coacción: la de los dirigentes opositores de Aragua que me tienen loco con que tenía que aceptar esa candidatura, y se las acepté.

-Usted es de Aragua. ¿Termina en Monagas por la política?

-Yo termino en Monagas por el Consejo Nacional de Universidades. Nací en Maracay. Larissa (esposa) también nació en Maracay. Crecimos en Maracay. Estudié primaria en Maracay, estudié secundaria en Maracay, me gradué en el Liceo Agustín Codazzi y, cuando me preinscribo para estudiar en la universidad pongo en la primera opción la UCV en Maracay, segunda opción La Universidad del Zulia y tercera opción la UDO.

-¿Para qué carreras?

-Para ingeniería agronómica.

-¿Las tres?

-A pocas cuadras de mi casa estaba la Facultad de Agronomía. Metí la Universidad de Oriente para llenar la tercera casilla. La que se puso más brava fue mi mamá, porque decía “cómo vas a estudiar agronomía a Maturín teniéndola al lado”. Bueno, no salí.

-¿Cuántos años tenía usted?

-Tenía 16 años.

-¿Se fue solo a Monagas?

-Cogí mi maletincito, me monté en un autobús y me fui a Monagas sin conocer a nadie. No me fue tan mal.

-¿Dónde vivió?

-Llegué a una residencia estudiantil. Comía todos los días casabe, que nunca había comido. Yo llegué a Monagas por el CNU.

-¿Y cómo termina tan metido en la política de Monagas que llega a la gobernación?

-Ingresé a la universidad, y si no era el mejor, era de los mejores estudiantes. Uno de los profesores más estrictos que había en esa época en la universidad era el ingeniero Guillermo Call. Call me dio clase. Un buen día, saliendo de un salón de clases, me dijo “¿Tú no has pensado incorporarte a la política?”. Dije que no, que mi mamá me había mandado a estudiar. Entonces me invitó, me dijo “estamos renovando los cuadros juveniles de Acción Democrática, yo te invito a que te incorpores; ven para una reunión. No te va a ir mal”. No me fue tan mal que él fue el gobernador que me entregó a mí la gobernación. Él fue quien me vinculó con la política. Mi profesor de matemática.

-¿Cómo es su relación con Guillermo Call ahora?

-Formal. Es formal. Tengo aproximadamente un año que paso más tiempo en Caracas que en Maturín, voy a Maturín los fines de semana. Hasta hace cuatro años pudimos hacer muchas cosas juntos. Incluso en su campaña última de gobernador lo apoyé, voté por él, grabé una cuña. Participamos en muchas marchas juntos. Pero hoy es formal.

-Formal suena a distante.

-Es que no lo veo casi. No sé si hay otra definición.

-Usted no aspira a Monagas, sino a Aragua. ¿Por qué?

-Porque soy diputado de Aragua.

-Pero su vida política fue en Monagas.

-Sí. En Monagas hay muy buenos amigos que han hecho en los últimos años carrera, y yo considero que ellos merecían optar por esas posiciones. Todos los que están optando a gobernadores, alcaldes y concejales son amigos míos. Amigos, amigos.

-¿Quiénes?

-Piero Maroun, Johel Orta, para citar solo dos. En las alcaldías Pericles Aristimuño, Eudis Marín, para mencionar solo dos.

-¿Se siente cómodo con la posibilidad de gobernar Aragua?

-No solamente cómodo, sino absolutamente seguro de que podría hacer mucho bien por la tierra donde nací, por la experiencia que tengo, por las capacidades que adquirí y no solo en el sector público. Entiendo que muchos me ven como político, pero yo tengo 22 años gestionando al sector privado en Venezuela y fuera de Venezuela. Hoy mismo: en la madrugada me levanté y a las 5 de la mañana estaba revisando varios convenios de Milenial Atlantic University con la Unitec. Sigo trabajando.

-Aragua es una plaza difícil por todo lo que hay involucrado allí. Tren de Aragua, obras inconclusas.

-Es más retador.

-¿Cómo se va a entender con el Tren de Aragua? Es una realidad.

-No lo sé. Espérate a que llegue y entonces te diré. Este fin de semana estoy buscando visitar la Hacienda Santa Teresa para que me muestren los programas que tienen, especialmente el Programa Alcatraz, que se desarrolla en Tejerías, para rescatar muchachos de la delincuencia e incorporarlos a la actividad productiva. Creo que no es por la vía de la represión, y mucho menos, violando los derechos humanos, que vamos a resolver el problema de la inseguridad. Creo que es indispensable apoyar a emprendedores, promover el deporte y la cultura y naturalmente la educación, y a la par fortalecer los aparatos policiales. Pero con cualquiera en Aragua que se haya volcado hacia el delito creo que hay formas. Medellín es un ejemplo.

-¿Incluso con bandas como esa?

-Uno tiene que mantener intacta la fe en que el hombre, las mujeres, pueden recuperarse. No es violando los derechos humanos que se va a lograr.

-Esa es una parte. La otra es la de las obras inconclusas. Por ejemplo, el tren. ¿Con esas grandes obras que no se hicieron, qué haría?

-Buscaría los recursos, fundamentalmente multilaterales, para poder concluirlas. Deben concluirse. Son obras importantes que, lamentablemente por las cosas que se dan, no se terminaron. Venezuela no tiene recursos suficientes para que gobernaciones y alcaldías puedan hacer grandes obras.

-¿De dónde sacaría el dinero?

-De los fondos multilaterales que existen. Cuando fui gobernador la primera y la segunda vez enfrenté problemas similares. Cuando llegué a la gobernación me dijo el administrador: “Esto es lo que dispone de presupuesto”. Le dije “eso alcanza para pagar el sueldo”. Eso es lo que hay. Me dediqué a procurar recursos. Encontré con Didalco y con Pancho unos aliados y logramos la aprobación de dos leyes, asignaciones económicas especiales y Fides, que triplicaron los recursos. Pero simultáneamente me volqué hacia los multilaterales y, previa presentación de proyectos, obtuve millones de dólares del BID y del Banco Mundial. En febrero de este año estuve de nuevo de visita en el BID y en el Banco Mundial y me ratificaron lo que yo sé: que hay ingentes recursos dispuestos para áreas de ambiente, de infraestructura, de salud, de educación, a los cuales se puede acceder siempre y cuando se presenten proyectos bajo la metodología BID y BM.

-Usted apostaría por la búsqueda de recursos ante estas instancias.

-Y el sector privado. Estoy empeñado en que Aragua sea incluida y que se apruebe prontamente como zona económica especial de exportación para recuperar los parques industriales, y zona económica de actividad turística para promover la Costa de Oro. Eso va a facilitar el ingreso de capitales extranjeros que van a dinamizar la economía aragüeña.

-Esos son sus proyectos estrella.

-Zona económica especial de exportación para recuperar el parque industrial, y zona económica especial para reactivar la actividad turística; captación de recursos multilaterales previa presentación de proyectos.

-Todo eso está sujeto a que haya una solución a la crisis política.

-¿Qué me ha dicho a mí la gente del BID, la gente del Banco Mundial? Una delegación del BID y del Banco Mundial tuvo la gentileza de acercarse al hotel donde yo estaba en Washington para reunirse conmigo, lo cual es una buena señal. El planteamiento inicial que hicieron es que, efectivamente, había que resolver la crisis política. Lo que yo veo en México, acabo de leer los comunicados que se emitieron, y las conversaciones que tengo con delegados de ambas partes, porque tenemos amigos en ambos lados, levanto el teléfono el sábado, el domingo, ayer y veo que vamos por buen camino. El levantamiento de las sanciones pareciera inminente. Todo indica que en la reunión que se realizará a final de septiembre se abordará el tema de la liberación de algunos recursos, pero especialmente los derechos especiales de giro que son recursos vinculados con los multilaterales. Soy bien optimista en que esa parte se va a destrancar. Ambas partes lo dicen; las dos delegaciones: la del gobierno y de la oposición. Por cierto, volvieron a firmar los documentos en los mismos términos: entre el gobierno de Venezuela y la plataforma de oposición.

-¿Por qué lo aclara?

-Creo que es importantísimo. Estuve en marzo en Washington, Nueva York y Miami; después estuve en Ginebra, Bruselas y Lisboa, y en ambos continentes había la duda de cuál es el gobierno legítimo de Venezuela y cuál es el Parlamento legítimo. Acaba de salir de Venezuela, por invitación nuestra, los diputados de la Unión Interparlamentaria. Yo creo que hoy, el memorándum de entendimiento firmado hace un mes, el comunicado firmado por Blinken-Borrell y el ministro de Canadá, y los dos que se firmaron ayer, hablan claro de quién es el gobierno y quién es la oposición en Venezuela. O quién es una facción de la oposición, que es el término que utiliza el comunicado: facción de la oposición.

-Usted piensa que esto aclara las posiciones de los actores políticos.

-Soy ingeniero, no soy abogado, pero sé leer castellano. Entre el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, representado por Jorge Rodríguez Gómez, y la plataforma unitaria de oposición, representada por Gerardo Blyde. Lo vi el viernes cuando emitieron el memorándum de entendimiento, lo vi el lunes cuando emitieron el comunicado, han pasado tres semanas y, reitero: revisen los comunicados. Y vi la firma de todos: vi la firma de Freddy (Guevara), de mi amigo Gerardo, de Roberto Enríquez. Todos están firmando. ¿Y qué firman? Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. Y eso facilita las cosas.  

-Eso permitiría…

-Destrancar y manejar realidades. Hay un término que tenían los alemanes, la real politik. Política y realidad. Hay que pisar el suelo.

-Cuando usted pisa el suelo, ¿con qué se encuentra?

-Con un gobierno en funciones con el cual deberíamos tener la capacidad de entendernos para resolver los problemas, en este caso, a los aragüeños. Siempre les digo a algunos en el extranjero, cuando me preguntan: “Marque el 0800-Miraflores a ver quién le atiende el teléfono, a ver quién es el presidente”.

-¿Qué le hace pensar que puede ganar?

-Todo.

-Pero tiene gente de la propia oposición jugando en contra.

-No lo sé. El más destacado de los líderes opositores de Aragua, o uno de los más destacados, o uno de los que más ha trabajado, Richard Mardo, hace apenas unas horas renunció a su aspiración a la gobernación. A esta hora nadie distinto a mí se ha inscrito como candidato de la oposición. Pueden verificarlo en la oposición. No quiere decir que no se inscriba alguien. Pero hasta esta hora el único estado del país donde el G4 no tiene candidato a gobernador es Aragua.

-¿Usted cree que ese G4 va a apoyarlo?

-Estoy haciendo grandes esfuerzos para que sea así.

-¿Cuáles?

-Estoy hablando con la dirigencia, estoy hablando con la dirigencia local, estoy insistiendo en que juntos podemos ganar. Pero todavía tenemos por delante tres semanas que permitirían, hasta el 22 de septiembre, llegar a un acuerdo.

-¿Usted espera que en esas tres semanas el G4 lo apoye?

-Yo espero que el G4 nacional me apoye, tal como muchos factores del G4 regional me están apoyando en este momento.

-¿Qué ofrece usted a cambio?

-Forma parte de una serie de entendimientos a los que tendríamos que llegar. Digo que el diálogo entre la oposición y el gobierno se está dando, pero el diálogo entre la oposición es una tarea pendiente y tenemos que hacerla. Creo que podamos lograrlo. Lo que nos dividía ya no nos divide.

-¿Qué los dividía?

-El que unos creíamos que había que votar y otros que no. Algunos creíamos que había que participar y otros que no. Unos creíamos que había que dialogar para resolver la crisis, y otros, que no. Hoy todos o casi todos los dirigentes políticos creen que hay que votar, creen que hay que participar y están dialogando. ¿Qué nos divide?

-De aquí a que ese apoyo se materialice faltan unas cuantas cosas.

-Yo, Luis Eduardo Martínez, estoy todo el día insistiendo en ese tema con distintos factores de las oposiciones, pero mientras tanto estoy trabajando con sectores independientes que, en su gran mayoría, tienen reticencia a otra. Estoy trabajando con civiles y con militares porque para mí esa es una plaza muy importante. Tengo un gran respeto, un gran aprecio por la Fuerza Armada; vengo de allá, crecí en esos cuarteles de Maracay: mi papá era oficial aviador y mi papá secretaria de la escuela de aviación militar, me llevaban al Cuartel Páez, a la Base Libertador. Soy del ambiente. Además de eso en este momento estoy haciendo un gran esfuerzo para transmitirles a los sectores oficialistas la confianza de que no soy un enemigo. En mi gestión no habrá perseguidos, no habrá perseguidores. Nos necesitamos todos. En este país se necesita gobernabilidad. No puede haber excluidos.

-¿Usted cree que le entregarían la gobernación en caso de ganarla?

-Absolutamente seguro.

-¿Qué le hace pensar?

-El conocimiento  que tengo de buena parte de la dirigencia nacional y regional. Las relaciones que he venido creando en mi condición de parlamentario que me han permitido ir más allá de las meras especulaciones y conocer a los seres humanos. Ayer hacía pública una frase de Mandela que es poco conocida: cuando se empieza a trabajar con el enemigo terminamos siendo compañeros. Hoy no siento como enemigo a ninguno de mis adversarios, que es un término diferente. Pensamos diferente, pero no somos enemigos.

-Usted habla de un espacio de diálogo de la oposición. ¿Quién convoca ese diálogo?

-En estas semanas lamentablemente pareciera que es bien difícil, porque hay demasiadas pasiones en juego. Pero estoy seguro de que después del 21 de noviembre, por la lección que nos va a dar la población…

-¿Qué lección cree que va a dar la población?

-En aquellos casos donde vayamos separados nos va a dar una paliza el oficialismo.

-No parece ser el caso de Aragua.

-No parece, porque hay condiciones especiales. Hay condiciones especiales, reitero, entre la oposición, entre la oposición y los sectores independientes, entre la oposición y los sectores militares, entre la oposición y los sectores oficialistas.

-Aragua sería algo excepcional.

-Estoy convencido de que sí.

-¿Usted aspiraría a la Presidencia de la República?

-Estamos temprano para eso. Déjame ganar primero la gobernación.

-Se lo tengo que preguntar.

-Déjame resolverlo con una frase popular de oriente: Todo cura quiere ser papa.

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