El analista indica que el Gobierno de Maduro promueve la polarización para conseguir una mayor participación en las elecciones “que ya tiene en el bolsillo”. De la oposición señala que su consulta debe tratar de construir un impacto mediático que no se consigue solo por internet
Félix Seijas vive unos días complicados en medio del escenario político que atraviesa el país, porque el análisis de los escenarios que se proyectan son muy demandados y a eso ha dedicado su vida profesional.
Accede a conversar con Contrapunto para compartir los resultados de los estudios de la firma Delphos, de la cual es su director, que están indicando que estamos a las puertas de una “guerra de percepciones”.
“Aquí lo principal es la percepción que se logre instalar y el gran triunfador de diciembre será quién lo logre hacer”, sostiene el investigador y estadístico.
“La oposición intenta apuntalar la moral de los que adversan al Gobierno y el Gobierno quiere desmoralizar a ese mismo público. ¿Quien ganará esa guerra? Ya lo veremos”, señala.
Al consultarle sobre las acciones del oficialismo y su agresiva campaña para fomentar la participación señaló que “lo estamos viendo como nunca antes organizándose a todo nivel para presionar a la gente que vote. Necesitan un numero respetable de votos y otra la inventarán. Necesitan gente en la calle. Al final dirán que hubo una participación menor de lo que ha sido su tope en los últimos años que es de 5 millones”.
También pone la mirada en la “Consulta Popular” convocada por la oposición del G4 y reitera que “es importante crear ese ambiente en la calle”.
“La misma oposición que llama a una consulta electrónica y presencial, tiene que encontrar la forma y un mecanismo que lo ayude a crear ese clima movilización. Imagina que fuesen a votar por internet todos y no hay nadie en la calle allí. Haría falta el golpe mediático importante. Ellos harán cosas como que la gente vote por internet y vaya colocar el comprobante como gesto. La Consulta se ha vendido no como una votación sino como una protesta. Intentarán crear ese ambiente”, comenta y reitera que “aquí la gran guerra es la guerra de las percepciones, el que logre triunfar va a instalar suposición y su visión”.
Hablemos del domingo
-¿Qué están arrojando los estudios de Delphos frente a los comicios del 6 de diciembre?
-Las elecciones parlamentarias en el mundo entero son las que menos interés generan y son las menos participación tienen. Si a esto le sumamos la pandemia, la gente golpeada de la situación económica y que parte de los afectos al Gobierno están disgustados, eso asoma un escenario de baja participación.
-¿Cuánto?
-Lo que nosotros hemos medido es que la participación difícilmente llegue al 30%. El problema del Gobierno será cómo movilizar a esa base de sus cinco millones de votantes, en donde por los menos la mitad está desanimado o descontento.
Asegura que es “una elección que tiene en el bolsillo y su problema ahora es cómo hacer que vaya la mayor cantidad de gente a votar. Para esto apela a una argumentación de que esta vez sí va a ver un cambio, que sacando a la oposición va a cambiar la calidad de vida al destrancarse cosas que han estado trancadas. Ese es el mensaje que ellos están tratando de llevar adelante.
En su análisis pone la mirada sobre el discurso de Maduro y señala que la presión que le impone al escenario al decir que “si pierde se va” es para enviar un mensaje que apunta que “la alternativa ante él es peor. Van a desplegar su maquinaria ese día, ya tienen organizado quién busca a quien. La presión que ejercerán para que la gente que saben que van a votar por ellos, efectivamente vaya a votar, terminen movilizándose”.
“Será una elección con baja participación y probablemente el número real difiera del que se difunda porque mientras el centro de votación sea más alejado de las ciudades estará más en el control del Psuv”, advierte.
-Pero hay un techo alto que imponen las parlamentarias del 2015 con 75% de participación.
-La participación lo que hace es darle o restarle fuerza a la presión internacional. Internamente influye sobre al ánimo opositor que es algo a lo que apuntan destruir. La participación también les ayuda a tener un costo menor el próximo año cuando se instale la nueva Asamblea Nacional. En 2015 la participación fue altísima, como en una presidencial porque la oposición logró venderla como una elección a la presidencia. Era última cola, el cambio inmediato y esa ayudo a esa asistencia.
-Las presidenciales tuvieron una participación del 46%, según el CNE.
-Una elección presidencial genera mayor atractivo y con candidatos como Falcón y Bertucci que atacaban a dos públicos distintos, las personas podían ir, con un pañuelo en la nariz, pero podían votar por esas opciones como lo hicieron dos millones, es decir, había más chance para que el porcentaje de participación fuera más grande en estas elecciones que no son tan atractivas. Difícilmente a nivel institucional alguien espere que estas elecciones tengan una gran participación, por eso desde el Gobierno se está desesperado para animar a la gente para que vaya a votar.
-¿En qué está pensando la gente?
-En qué puedo comer mañana. En no contagiarse de COVID, en que no se le vaya la luz mañana, de dónde va a sacar el agua para cocinar. En que se le va a dañar la nevera con el próximo bajón de luz. En eso está pensando la gente no en otra cosa. La conexión con lo político lo hacen cuando ven que se pueden mejorar las condiciones de vida.
Lo se hace y se dejó de hacer
En la conversación Seijas se detiene y reflexiona sobre las acciones del G4 y señala que “la oposición perdió una gran oportunidad el año pasado de comenzar a trabajar por el reclamo de derechos civiles y políticos, entre ellos, las condiciones electorales. Convocar a la gente trabajar con ese motivo y estar de la mano con la gente. Debió apartarse el discurso de “Maduro vete ya!” y trabajar por el rescate de derechos civiles y políticos. Eso lo hubiese acercado más a la gente y movilizado. La gente podía entender que no es quítate tú pa’ ponerme yo, si no un trabajo por los derechos de la gente.
“Al no hacerse y centrarse en el ¡Maduro vete ya! lo que siguió fue un alejamiento de los intereses de la gente y eso ha desactivado a una parte de la población y hace que la convocatoria de la próxima semana se haga más difícil. Hubiese sido más fácil si se estuviera con la gente sintiéndose acompañada.
-El chavismo… ¿qué ha hecho?
-El Gobierno insiste en su estrategia en dos vertientes. Se capitaliza esa polarización con frases como: Si pierdo me voy. Esa frase tiene pegada solo en un ambiente polarizado, porque al irse me quedo solo y vienen por mi. La otra vertiente es “yo soy el único proveedor y dependes de mi”. Esto se conecta directamente con el mensaje de “estás aquí o allá”. El único proveedor es el Estado. Seguramente ese discurso tendrá una autopista más libre si no le salen bien las cosas a la oposición.
Seijas indica que, hay un fenómeno global en el que la gente es cada cada vez es menos fiel a las marcas, a un partido político.
“La gente es fiel a sus ideas, a sus deseos. Sea quien sea, que pueda materializar esos deseos tendrá ese apoyo. Pero… será circunstancial mientras pueda representar esa posibilidad. Aquello de que “adeco es adeco” o cosas así, son una minoría.
-¿Cuál es el peso del G4?
-Con el G4 la oposición tiene un pedazo duro de 30%. Ellos lo perciben como la mayoría opositora valida y están dispuestos a acompañarlo. Guaidó dice vamos a hacer algo y si puedo y no cuesta mucho: lo hago. Esos son los que van a la consulta.
Más adelante Seijas acota » el apoyo afuera de ese 30% duro se hace complicado».
“No es que te odien, aunque algunos lo harán, pero ese segmento lo que quiere es que el cambio se produzca, pero si no eres el que puede ser capaz de llevar a cabo ese cambio dejo de seguirte . Si ya el G4 y Guaidó no son lo que yo busco para que el cambio se dé entonces se abre un espacio y miro a otro lado”, señala el analista.
Finalmente, indica que “ya estamos en una etapa como en los 90 donde no hay un líder que sea el gran referente. Hay espacio para que llegue una figura y con algo de imaginación puede terminar posicionándose. El mercado ahí y el tema en quién logra capitalizarlo”