De entrada no van a reconocer a Nicolás Maduro como presidente, seguramente intentarán negociar una elección presidencial o un referéndum revocatorio y posiblemente flexibilicen las sanciones generales, expone el analista Aníbal Sánchez
La presidencia de Estados Unidos (EEUU) parece estar más cerca del azul que del rojo. Si la afinidad cromática tuviese algo que ver, el equilibrio entre “rojos” alcanzado entre la administración Trump y la administración Maduro se romperá con el color azul de los demócratas.
Pero más allá de este juego con los colores, ¿qué cambios se pueden esperar en la crisis política venezolana con el demócrata Joe Biden como presidente? El analista Aníbal Sánchez explica que, seguramente se relajarán las sanciones generales y habrá una negociación, pero con la inclusión de otros actores.
Sánchez no ve posible la suspensión de las elecciones parlamentarias en Venezuela, porque los tiempos no dan para resolver la crisis institucional estadounidense y avanzar en una agenda de compromisos con el ejecutivo de Maduro. “No veo ese escenario”, remarca, y aun cuando “los intercambios diplomáticos comienzan inmediatamente”, hay factores que inciden en contra, por la epidemia de COVID—19 y porque ni siquiera hay embajada de EE.UU en Caracas.
“Yo no esperaría muchos cambios” de EE.UU, advierte, en asuntos como “las violaciones de derechos humanos, los delitos de lesa humanidad y la asociación con el narcotráfico”.
Con las sanciones “pudiera venir un mecanismo de negociación que permita hacer una flexibilización”, pero “producto de una negociación previa”. Sánchez opina que, si la administración Maduro culpa a las sanciones del caos en Venezuela, la respuesta debería ser “yo te las quito, a ver si solucionas alguno de los problemas”.
-Vamos a ver si sin sanciones aumentas la producción de petróleo. Vamos a ver si, sin sanciones, va a conseguir la gente la comida a buen precio. Vamos a ver si, sin sanciones, va a ser posible que los sueldos de los trabajadores en Venezuela rindan. Ahí se darán cuenta que el problema de la crisis venezolana no es solo producto de las sanciones; las sanciones vinieron a exacerbar una realidad que existía en el país producto de una política desacertada, de un modelo económico que en muchas partes del mundo ya ha fracasado.
El levantamiento de las sanciones generales pasa, en su visión, por una mesa de resolución del conflicto en la que EE.UU puede cumplir un rol de bisagra. “Maduro tiene mucho que dar a cambio”, sentencia. Por ejemplo, reconocer que necesita una gobernabilidad que no tiene y que solo puede lograr con elecciones nacionales o con aceptar someterse a un referéndum revocatorio.
El analista descarta, por otra parte, que haya una reconsideración de las sanciones a funcionarios por violaciones de derechos humanos, posibles crímenes de lesa humanidad y presunta vinculación con el narcotráfico. “Creo que esas se van a mantener”, estima.
Recuerda que hay un Grupo de Contacto Internacional para la crisis venezolana, que posiblemente tomará un nuevo protagonismo con los demócratas, a diferencia del Grupo de Lima que han privilegiado los republicanos.
¿Con quiénes se sentarían los demócratas, después del 6 de diciembre, que representen a la oposición venezolana? “¿Vas a seguir sentando a los representantes del G4, o les vas a dar cabida a estos nuevos factores emergentes que puedan surgir de los resultados de las elecciones parlamentarias?”, interroga.
En el futuro de Juan Guaidó, con una administración demócrata, “tiene mucho que ver el rol que puedan jugar en la embajada, Carlos Vecchio, Iván Simonovis, Julio Borges”, que “deberían estar haciendo algunos cambios en sus directorios telefónicos para empezar a contactar a gente del Partido Demócrata”. Sánchez aclara que no todas las personas alrededor de Guaidó eran partidarias de Trump. “Indudablemente él va a tener que usar esos interlocutores”.
Lo que sí descarta es que haya, con Joe Biden, “un reconocimiento automático de la presidencia de Nicolás Maduro. Eso no existe”. Por el contrario, los mecanismos de presión en tres temas clave “se van a mantener” y esa debe ser “la llave para lograr que el gobierno de Nicolás Maduro se siente en una mesa con representantes legítimos de la oposición venezolana completa, y bajo observación internacional que no busque imponerse sino buscar soluciones”.