Aumentar la producción petrolera, aprovechar el gas que hoy se quema en el oriente del país y la masificación del gas metano son algunas medidas que se deberían tomar a mediano plazo. El experto Antero Alvarado calcula que más de 4 millones de familias venezolanas están cocinando con leña y propone que se importe gas propano como parte de un acuerdo humanitario. El árbol, víctima de la escasez de gas, es infraestructura de salud, de protección ambiental y desarrollo, resalta Alejandro Álvarez, coordinador de la organización Clima 21-Ambiente y Derechos Humanos
Hoy se cocina con leña no solo en los pueblos de Venezuela, sino en las grandes ciudades. La escasez de gas doméstico ha convertido hogares en fogones. Según los cálculos de Antero Alvarado, profesor del IESA y socio director de Gas Energy Latinoamérica, más de 4 millones de familias cocinan con leña en el país.
Para cocinar en los hogares venezolanos se emplea gas propano (89%, 5,5 millones de familias) y gas metano (7%, unas 500 mil familias), detalla Alvarado. El país es «altamente dependiente del propaano».
Miguel Rivero, presidente de la asociación venezolana de procesadores de gas, explicó -durante un foro organizado por el Observatorio Venezolano de Finanzas y el diputado José Guerra- que al haber caída en la producción de crudo también cae la producción de gas. Puntualizó, también, que hay quema y venteo de gas en el oriente del país.
«En Maturín, donde se produce la mayoría del gas metano en Venezuela, no hay red de gas residencial. Es una paradoja que en Monagas se queme» gas mientras la población no tiene cómo cocinar, contrasta Alvarado en su intervención en este foro.
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«Los apagones constantes hacen que la electricidad no sea una alternativa, el kerosén es muy costoso y la alternativa para la mayor parte de la gente es cocinar con leña», explica Alejandro Álvarez, coordinador de la organización Clima 21-Ambiente y Derechos Humanos.
Aunque la leña siempre se ha usado por distintas razones en la historia humana, recuerda Álvarez, ha sido sustituido por otros combustibles que no causan daño ambiental. En el país «un porcentaje alto de la población tuvo acceso a gas para cocinar, pero hoy, incluso en la periferia de las ciudades los apagones constantes hacen que la electricidad no sea una alternativa».
Eso genera un impacto ambiental y un impacto a la salud de las personas, además de un riesgo de incendios dentro de las residencias o en sus alrededores, advierte.
Álvarez participó en una investigación coordinada por el biólogo Alejandro Luy, gerente de la Fundación Tierra Viva, sobre el uso de leña en Venezuela. «No tenemos idea de cuántos árboles se han perdido», subraya.
¿Es posible una solución rápida a la crisis? La respuesta de Alvarado es no. Tal como lo explicó en Unión Radio y lo informó en redes sociales, en lo inmediato se debería recurrir a la importación de propano. Las otras acciones inmediatas están sujetas a otros factores, como las sanciones a Pdvsa, y a los pocos estímulos para que el sector privado se incorpore.
A su juicio, traer propano a Venezuela debería formar parte de un acuerdo humanitario, ya que en el corto plazo no se ven soluciones y el sufrimiento de la población continúa.
Igualmente padecen los árboles, víctimas de este conflicto. El árbol es infraestructura de salud, de protección ambiental y desarrollo, resalta Alejandro Álvarez. En una ciudad con más árboles la población está más sana.