Quedarse paralizado es comprensible, pero no vale para hacerle frente a la contingencia eléctrica. La psicóloga Meury Rivero propone algunas estrategias para sobrevivir a la oscuridad forzada
La luz se apaga, pero no nosotros. En tiempos de apagones y de racionamiento eléctrico, tiempos en los que el camino más fácil parece ser perder la cabeza y el más difícil conservarla, hay estrategias para mantener la serenidad y hacerle frente a la contingencia.
La falta de electricidad nos conecta con la imposibilidad de cubrir las necesidades básicas, y por eso nos descontrola tanto, recuerda la psicóloga Meury Rivero. Es la base de la pirámide de Maslow, la de lo que damos por hecho por la civilización y los avances de la sociedad, y que hoy se vuelve añicos cuando la luz parpadea.
Decidida a compartir recomendaciones para que venezolanas y venezolanos salgan airosos de los peores momentos, Rivero –quien también ha trabajado con las familias de migrantes forzosos- ofrece 10 consejos a las lectoras y los lectores de Contrapunto para mantener la cabeza fría:
1) Hay que hacer una lista de lo que se puede controlar y lo que no, para dedicar todos los esfuerzos a lo que sí está en nuestras manos. “¿Qué puede estar en mi control? Identificar en mi comunidad dónde conseguir agua cuando no hay suministro”, detalla Rivero.
2) Diseñar un plan de contingencia para la casa, que debe estar a cargo de la persona de la familia con mayor entereza para afrontar la crisis.
3) El plan debe incluir elementos necesarios para sobrellevar la falta de electricidad, tales como pilas, velas, yesquero, fósforos, agua. “Necesitamos un listado de las cosas que requerimos para afrontar una contingencia sin servicio eléctrico y sin agua”, recalca.
4) También se debe planificar cómo se van a administrar los recursos disponibles: cuántos alimentos y para cuánto tiempo, distribución del agua disponible, uso de los baños.
5) Hay que elaborar una lista de las actividades que se pueden realizar dentro de casa. Es clave organizarse en función de las cosas sobre las que se tiene algún tipo de control.
6) “Debemos evitar conectarnos con la sensación de parálisis absoluta, porque eso nos coloca en situación de indefensión: nos sentimos indefensos y vulnerables, y se crea el caldo de cultivo para una depresión”, subraya.
7) Evitar el aislamiento familiar. Lo habitual es que, al marcharse la luz, cada quien se vaya por su lado con los nervios de punta, aunque lo recomendable es todo lo contrario: “Tratar, en la medida de lo posible, de buscar los espacios de convivencia”.
8) En esta crisis es fundamental atender a niñas, niños y adolescentes, para que no sientan que, cuando se va la energía eléctrica, están “como un barco en altamar” y en descontrol absoluto. Necesitan mantener rutinas.
9) No se debe poner la vida en pausa. “¿Hubo un apagón? Sí. Pero la vida no se apagó, y luego de que pase la contingencia tendremos que seguir cada uno con nuestras actividades”, recuerda Rivero.
10) Estar desocupado es el peor camino que se puede tomar, “porque nos va a confrontar, a la vuelta de la esquina, con la desesperanza”. Y se trata de enchufarse a lo contrario: a lo mucho por vivir y lo mucho por hacer.