Las largas colas y la desesperación por llenar el tanque y el amplio diferencial de precios entre los dos tipos de combustible generan nuevos esquemas de corrupción con el manejo de la gasolina
Los negocios mutan según las condiciones del mercado y así se nota en el tema gasolina. Hay un nuevo grito en las colas de las estaciones servicio: «¡»Se acabó la subsidiada. Solo queda en dólares!».
Según la información suministrada por el Ministro de Energía y Petróleo las estaciones de servicio distribuidas en el país expenden dos tipos de gasolina: la subsidiada a Bs 5.000 el litro (0,02 dólares) y la de precio internacional a 0,50 dólares.
Han sido especificadas las 200 estaciones que venden en divisas y según la oferta del ministro de Petróleo de Nicolás Maduro el resto de las «1.368 bombas van a estar interconectadas para que todos los venezolanos tengan acceso al combustible subsidiada».
En su explicación detalló que en las estaciones de servicio de gasolina subsidiada quienes no tengan el beneficio del Sistema Patria podrán surtir sin problemas. En este caso pagarán la gasolina a precio internacional.
La explicación del ministro no habla de que exista «bombas mixtas». Tampoco señaló que haya un volumen específico de gasolina subsidiada y otro para el precio internacional en las estaciones de servicio.
Bajo estas premisas se está presentando una irregularidad en la dispensa del combustible, en donde se comienza a evidenciar los problemas que genera el inmenso diferencial que existe entre la gasolina subsidiada y la que se cancela en divisas.
Ayer las colas fueron muy largas y el suministro errático por las complicaciones de la flota de transporte venida a menos por falta de cauchos y repuestos, complica el reabastecimiento de las estaciones de servicio y algunas no habían abierto hasta las 12 del mediodía.
Mientras exista escasez de gasolina y amplio diferencial de precios, existirá corrupción.
El reto del equipo de Maduro es resolver un flujo constante del combustible para un país petrolero sediento de gasolina y así minimizar el descontento de la gente a la que la dirigencia oficialista le pide paciencia. ¿Lo lograrán?
El juego sigue.