La gasolina «más barata del mundo” es capaz de comerse la cuarta parte de la remuneración mínima establecida en el país. Técnicamente la medida apunta en la dirección correcta, pero las distorsiones a las que ha llegado la economía hacen que el impacto en el bolsillo de la gente sea inevitable
La decisión de aumentar la gasolina marca un hito en el país y el 1 de junio quedará marcado en la historia. Forzado por las circunstancias el Gobierno de Maduro asume el riesgo que ni siquiera Chávez con toda la popularidad y ascendencia sobre la gente quiso tomar.
En su discurso el mandatario habla del «cobro» de combustible y no de aumento. Esto apunta a diluir los efectos de la odiosa decisión en que se convirtió el alza de la gasolina luego de “El Caracazo”, y que ha sido “el coco” de los gobiernos en Venezuela.
El establecimiento de dos precios nos coloca en medio de una lluvia de medias verdades que obligan a mirar el contexto para medir el impacto de cada una de estas decisiones.
¿En relación con qué?
La gasolina subsidiada a través del registro en el Sistema Patria costará el equivalente a 0,02 dólares, lo que la coloca, en rigor matemático, como la gasolina más barata del mundo por debajo del combustible iraní que cuesta 0,09 dólares, según el registro de la página especializada en el consumo de energía Globlal Petrol Prices
¿Es la gasolina venezolana la más barata del mundo? Sí. Sin embargo hay que mirar el asunto dentro del contexto de las economías.
En Irán, el salario medio de los trabajadores se ubica alrededor de los 345 dólares dólares mensuales lo que implica que llenar el tanque de gasolina de un vehículo pequeño equivale 3,6 dólares. Esto significa el 1% del salario medio de un iraní.
En Venezuela no tenemos estadísticas de la remuneración media de los venezolanos así que la comparación forzada se hace contra el salario mínimo nacional y con las remuneraciones mínimas de economía regionales similares.
El ingreso mínimo en el país se ubica alrededor de los 4 dólares. La gasolina subsidiada tiene un precio de Bs 5.000, el equivalente a 0,02 dólares el litro.
Llenar el tanque de un vehículo de 40 litros costará entonces Bs 200.000, es decir entre 0,8 y 1 dólar, según el tipo de cambio que se tome como referencia.
Esto implica que «un tanque full» requiere el 25% del ingreso mínimo de un trabajador. Si lo compara con el salario mínimo, sin tomar en cuenta los tickets de alimentación, la proporción sube al 50%.
Al hacer la comparación con Colombia un tanque de gasolina de 40 litros equivale al 9,3% del salario mínimo de un trabajador que se ubica alrededor de los 236 dólares.
En Ecuador, la gasolina cuesta 0,49 dólares el litro. Llenar el tanque equivale a 5% del ingreso mínimo de los ecuatorianos que se ubica en 400 dólares.
Es decir, que un tanque de la gasolina «más barata del mundo» pesa la cuarta parte del ingreso mínimo de trabajador venezolano, quien en estas circunstancias está impedido de mantener un vehículo.
Maduro al anunciar el aumento de la gasolina reconoció que existen distorsiones en la determinación de los precios en el país y señaló que «llegará el día en que podremos equilibrar ingresos, salarios, bonos, precios justos del transporte con un precio mayor y sustentable de la gasolina. Ese es un objetivo y se que lo vamos a lograr”.
La tarea es urgente y tiene en contra la tradición de corrupción que existe en el manejo del combustible en el país, en donde es notorio el trasegado de gasolina hacia manos del contrabando.
Hoy comienza la nueva política de distribución y comercialización de la gasolina y habrá que esperar sus resultados porque no tenemos una bola cristal para ver el futuro. Solo nos quedan los pies planos para salir a caminar y verificar los hechos.
El juego sigue.