El presidente de Fedeunep afirmó que el impacto del nuevo aumento salarial es mínimo. Aseguró que los empleados públicos son usados por el Estado para «lavarse la cara». Sostuvo que los empleados públicos venezolanos llegan a este 1 de mayo con mucha preocupación
Este 1 de mayo quedará para la historia: es el primero en el que los trabajadores protestarán desde su casa, con la espada de Damocles de la pérdida del empleo debido al coronavirus y, en el caso venezolano, un ajuste salarial tan corto que no resuelve las carencias.
El presidente de la Federación Nacional de Empleados Públicos (Fedeunep), Antonio Suárez, no solo no celebra el aumento salarial anunciado por el ejecutivo del mandatario Nicolás Maduro, sino que lo critica de lleno.
Lamento que haya dirigentes de izquierda que estén celebrando esto, en lugar de cuestionarlo, fustigó Suárez. Defienden solo la posición política hablando del imperio, y «poco nos importa el imperio cuando tenemos una situación tan grave y tan dramática como la de este momento», aseveró.
«Yo lamento que haya dirigentes sindicales hoy, sobre todo de izquierda» que «estén celebrando esto, que no sean capaces de criticarlo. Y eso es lo que permite que funcionarios burócratas manejen los temas laborales» porque «nos somos capaces nosotros mismos de cuestionar ese comportamiento anormal, que es que los representantes de los trabajadores en Venezuela no son capaces de discutir» un ajuste salarial.
El impacto del ajuste, reitera, es ninguno, y peor para el sector público. «Ese aumento es muy poco lo que incide en las prestaciones sociales» o las cajas de ahorro, por ejemplo. Sumando primas se llegará a poco más de un millón de bolívares al mes, en el mejor de los casos: «De ahí no vas a pasar».
Antes de este incremento los servidores públicos eran los más afectados por la situación salarial, porque el sector privado ya incluye bonos y otras compensaciones. «Ya el sector privado viene otorgando incentivos, compensaciones» que permiten a sus trabajadores «cubrir parte de la canasta alimentaria».
Los empleados publicos, a su juicio, han sido usados «para ayudar a lavarle la cara» al Estado venezolano. Hoy están confinados en su casa, sin poder usar un mínimo recurso siquiera para comprar comida.
En la región un trabajador usa entre 8% y 12% para comprar la canasta alimentaria, y lo demás se va en educación, servicios públicos, transporte, calcula. En Venezuela, en cambio, tenemos un salario que no alcanza ni para comprar comida. «El que me venga a decir lo contrario es que no sale, no compra o está en una situación tan cómoda» pero no por ser trabajador.
Suárez señala que los trabajadores venezolanos llegan al 1 de mayo con mucha preocupación por la situación nacional y la mundial. El informe más reciente de la OIT alerta sobre la pérdida de casi 50% de los empleos debido a la crisis de la covid-19. En Venezuela es más agudo el problema, advierte, y hay «una gran incertidumbre y una gran preocupación».