El mundo está en constante transformación. La pandemia mantiene prácticamente inmovilizada a la población y se anuncia una recesión mundial. A la fecha se contabilizan cerca de 25.000 fallecidos y la cantidad de contagiados sobrepasa medio millón de personas, de más de 175 países afectados en los 5 continentes. Entre las buenas noticias destacan las aguas cristalinas de los canales de Venecia, los cielos despejados de Hong Kong o la drástica reducción de las emisiones de dióxido de carbono en el ambiente.
Mientras surgen pronóstico de cómo será la vida en el corto y mediano plazo, varios gobiernos en diversas latitudes han anunciado diferentes medidas, tales como apoyo financiero a sectores vitales y estratégicos, suspensión temporal de obligaciones bancarias o tributarias, diferimiento en el pago de arrendamientos, entrega de tratamientos médicos, consignación de bolsas y cajas de alimentos, bonos de salud y alimentación, ayudas sociales y subsidios laborales para mitigar el impacto de las crisis en la gente y la economía de los países.
Hoy en día muchos sopesan el tiempo libre en contraposición a las apretadas y agitadas agendas en semanas anteriores. La cotidianidad de la vida nos ha cambiado y con ello la valoración del contacto interpersonal y el relacionamiento familiar. También el valor del tiempo y del esfuerzo personal se ha modificado entre quienes están en la primera línea de batalla contra la pandemia y en especial a muchos héroes anónimos entre los que se cuentan integrantes del personal de salud, funcionarios policiales, efectivos militares, miembros de las unidades de protección ciudadana y de la defensa civil y los abnegados bomberos entre muchas otras personas en el mundo.
La intensificación del teletrabajo cobra cada día más vigencia como una alternativa que se expandió en medio de la prolongada contingencia. El comercio electrónico y las opciones de ventas con consignación a domicilio se expenden incluso en lugares impensables y economías menos desarrolladas, como opción para mantener la operatividad de ciertas empresas. Los controles sanitarios en los desplazamientos entre naciones se tornarán más exigentes y regulares. La bioseguridad en actividades públicas y grandes concentraciones humanas será una exigencia logística y operacional.
Hay quienes piensan que la pandemia es el emblemático cisne negro de la globalización. A esta hora, en el momento crítico de sus vidas, algunos se aferran a un respirador artificial, otros reflexionan sobre la utilidad del dinero y la riqueza, y los más se ocupan en asegurar el sustento diario para sobrellevar el tiempo por venir. Es evidente que nada será igual de después de la pandemia. Amanecerá y veremos!
@ADIGIAMPAOLO






