En las redes sociales, se difunden teorías contrapuestas en torno a una eventual conspiración que explica la naturaleza de la pandemia a la luz del cristal geopolítico con que se mire, y también análisis en los cuales se evalúan estrategias, políticas públicas, tratamientos, recursos y el comportamiento social ante la expansión del coronavirus Covid-19.
Los primeros casos de infección relacionados con el mercado de Wuhan, se conocieron a finales de diciembre, pero no fue hasta un mes después, en el marco de la celebración del Año Nuevo Chino, que las autoridades dejaron de perseguir a integrantes de la comunidad médica que alertaba sobre el surgimiento inusual de enfermos en la localidad y de amedrentar a periodistas que reportaban sobre los desvanecimientos de ciudadanos en las calles, así como de fallecimientos de personas. Entonces se impuso la férrea cuarentena, los despistajes masivos, el control social, la disposición de medicamentos eficaces, la construcción vertiginosa de grandes hospitales y el empleo de la robótica para la atención de pacientes infectados.
Cuando el virus estaba en plena expansión, algunos países asumieron una política basada en campañas educativas, exhortación a la ciudadanía con políticas restrictivas progresivas, como el Reino Unido, aunque finalmente cambiaron la estrategia.
En varias naciones de la Unión Europea, entre ellos Italia y España, se han dictado medidas de aislamiento social, que no siempre se cumplieron, bien por la poca disposición de la población a acatarlas o por la incapacidad de las autoridades para imponerlas.
Corea del Sur, ha recurrido al uso de aplicaciones telefónicas para monitorear a la población, practicar evaluaciones tempranas y controlar a los pacientes que presentan síntomas de la enfermedad.
Israel, ha empleado inteligencia artificial para establecer cercos epidemiológicos sectoriales y comunitarios en lugar de inmovilizar a toda la población. La implementación de medidas responde también al avance de la pandemia, aunque países como México, que suspendió las clases, todavía no restringen las actividades comerciales y administrativas.
En Venezuela, se adoptó, como política preventiva, la estrategia de la cuarentena con vigilancia de las autoridades militares y policiales para el control y el cumplimiento de la medida. La idea es reducir drásticamente la movilidad social, con la finalidad de minimizar las posibilidades de eventuales los contactos interpersonales, que reduzcan los riesgos de propagación del virus.
En nuestro país, la pandemia nos alcanza en medio de las escasez de agua, interrupciones del servicio eléctrico y de una severa crisis de suministro de combustible, que si bien tiene incidencia sobre la cuarentena, también amenaza con influir en la paralización de actividades esenciales en medio de la emergencia.
El éxito de la lucha contra la pandemia, que causa estragos en la comunidad internacional, parece apuntar a la adopción de prácticas sanitarias individuales y colectivas, medidas de restricción de la movilidad social, el uso de herramientas de la tecnología para la detección temprana de contagios en personas sintomáticas o asintomáticas, la ampliación de la capacidad resolutiva en servicios de cuidados intermedios o intensivos, y la disponibilidad de tratamientos médicos, mientras la comunidad científica y las potencias mundiales libran la batalla por la vacuna contra el virus que azota a la población.
¡Amanecerá y veremos!
@ADIGIAMPAOLO