Para Conindustria y Fedecámaras no es la solución. Pero Consecomercio considera que si esa es la estrategia oficial debe incluir a todo el mundo y hacerlo rápidamente.
Sea dolarización, o solo uso del dólar para escapar de la fragilidad del bolívar, lo cierto es que el dólar ha ido ocupando espacio en Venezuela por la vía de los hechos. Ya es una realidad la cancelación en dólares o en bolívares, o el empleo de la divisa para calcular el precio de un bien. No obstante, tres gremios empresariales -Conindustria, Consecomercio y Fedecámaras- exponen su punto de vista sobre este fenómeno.
1)Conindustria: No es la solución. Francisco Acevedo, vicepresidente de Conindustria, afirma que en Venezuela no hay una dolarización, sino transacciones en dólares. “Una dolarización implica una cantidad de políticas económicas mucho más serias”, acota. Lo que ha sucedido hasta ahora es que “los venezolanos le agarramos fobia al bolívar y no queremos tener bolívares en las manos”, pero eso es muy diferente de una dolarización.
Sin embargo, Acevedo opina que la dolarización “no es la solución para la economía venezolana”, aun cuando señala que las medidas que ha tomado el Ejecutivo para flexibilizar pueden ser bienvenidas, pero “tardías”.
2) Consecomercio: Hacerlo sin perder más tiempo. “El proceso de dolarización avanza. Ha avanzado más de 30%”, sostiene el presidente de Consecomercio, Felipe Capozzolo. Pero lo más importante, en su criterio, es que si el gobierno “tiene la estrategia de dolarizar, que nos incluya a todos para implementarlo lo más pronto posible”, porque “no tenemos tiempo que perder”.
Con una visión muy práctica, Capozzollo enfatizó que si el camino es dolarizar “vamos a hacerlo y no a perder tiempo con otro signo monetario que no sea el dólar”.
3)Fedecámaras: No dolarizar, pero sí adecuar la moneda nacional. En Fedecámaras “no somos partidarios de una dolarización”, sino de “la adecuación de una moneda nacional que permita jugar con nuestra competitividad y fortalezas”, subraya Ricardo Cusanno, presidente de Fedecámaras. Para eso se necesita “tener saneadas las cuentas y modelos claros” a fin de disponer de “una política cambiaria, monetaria y fiscal”.