El 23 de enero, cuando el diputado Juan Guaidó se juramentó como presidente encargado al cierre de una masiva movilización, puso en la agenda política nacional la ayuda humanitaria como una prioridad. Un mes después, la distribución de esa cooperación internacional se convirtió en un nuevo reto: el 23 de febrero, tal como lo anunció Guaidó, voluntarios se encargarán de que alimentos y medicinas acopiados en la frontera ingresen al país.
Esa ayuda llegará a Venezuela «sí o sí», subrayó Guaidó en varios discursos pronunciados la semana pasada.
Un pilar clave en esta estrategia es el del voluntariado. Sólo en Caracas la meta es inscribir más de 100 mil voluntarios para que alimentos y medicinas lleguen al territorio nacional, tal como lo confirmó este lunes el concejal José Cáribas, dirigente del Frente Amplio Venezuela Libre. En su criterio, hay que crear una «avalancha» de voluntarios.
Sin embargo, la oposición defiende la idea de que la ayuda humanitaria será el punto de partida de un cambio político que permita cumplir con la agenda trazada por el presidente de la Asamblea Nacional el pasado 5 de enero, cuando asumió esta responsabilidad: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.