Los obesos ya tienen una inflamación crónica, subraya el cirujano bariátrico Wartan Kekiklian
Si el sobrepeso y la obesidad son un factor de riesgo para complicaciones por la COVID-19, entonces pareciera lógico atacarlos a ambos con las herramientas a la mano.
«Solo la obesidad «es un factor de riesgo para ser hospitalizado por COVID-19, para tener una enfermedad severa y para ingresar a terapia intensiva y morirse», explica Wartan Keklikian, uno de los fundadores de la Unidad Bariátrica y Metabólica del Instituto Médico La Floresta.
-¿Por qué?
-Porque los obesos ya tienen una inflamación crónica. La obesidad produce un proceso de inflamación crónica y de inmunosupresión, y eso hace que la COVID-19 sea más fuerte en estas personas. Las personas obesas tienen factores asociados, como hipertensión, colesterol, triglicéridos, diabetes, resistencia a la insulina, síndrome metabólico; no respiran bien, tienen problemas cardiacos. Cuando el COVID-19 los afecta no tienen una respuesta adecuada, no tienen reservas. Son más vulnerables a tener una infección severa.
En ellos «la mortalidad es 77% más alta», reitera. Más de 78% de los pacientes hospitalizados tienen sobrepeso u obesidad. Cuando el índice de masa corporal (peso entre la talla al cuadrado) está por encima de 28 «aumenta la mortalidad de forma lineal. Más obesidad, más mortalidad por COVID-19».
Para Keklikian, en este momento se justifica el uso de los procedimientos bariátricos -como el balón gástrico- para evitar complicaciones, porque «los pacientes bajan el índice de masa corporal, mejora su actividad física. En tres o cuatro meses un paciente que tenía un IMC de 38 lo baja a 28, y baja su riesgo completamente, controla su glicemia».
En momentos de pandemia, indica, el balón ofrece ventajas, porque la persona -una vez evaluada para saber si tiene la indicación- se traga una cápsula y, mediante una radiografía, se verifica que la cápsula está en el estómago. Ese balón se llena con solución fisiológica. Al paciente se le hace seguimiento, debe incorporar actividad física, apoyo psicológico y cambios nutricionales. El balón se mantiene por 16 semanas y está diseñado para que se desinfle y salga solito.
«Tenemos ya 160 pacientes», relata. Algunos han perdido hasta 30 kilos y no ha habido reganancia de peso «por el acompañamiento de todo tipo».
Las condiciones son tener de 18 a 65 años, poder tragar, no presentar reflujo ni úlceras gástricas, que no hayan sido operados del estómago.
-¿Cuántas veces se puede usar el balón en una persona?
-Dos veces, con un mes de descanso.
-¿Usted recomendaría los procedimientos bariátricos como herramienta para evitar complicaciones de la COVID-19?
-Por supuesto. 100%.
-¿Hay alguna recomendación sobre esto?
-Hay varios trabajo que se han hecho según los cuales baja la mortalidad en pacientes que han perdido peso, y baja la hospitalización.