A partir de los 40 años la mitad de los pacientes pueden tener algún porcentaje de disfunción sexual, señala el especialista. La prótesis de pene, tal como lo aclara Medina, es «la última carta bajo la manga que tenemos» y es para quienes tienen ausencia de erección y si ya se agotaron otros tratamientos
No hay problemas más pequeños o más grandes que otros. Para un hombre que no pueda mantener su erección ese es el problema más grande, como también lo es para su pareja habitual u ocasional.
El urólogo Nicolás Medina afirma que la disfunción eréctil es un problema para los venezolanos, pero todavía hay mucho tabú de los hombres «de confesarse ante un médico y decir ‘doctor, tengo un problema de erección’. El paciente va de una manera muy tímida a la consulta y nos dice que viene al chequeo». En la conversación se llega, finalmente, a la verdadera causa de la consulta.
También son las parejas las que buscan ayuda especializada, subraya Medina en entrevista con contrapunto.com.
Lo normal es que un hombre se excite, que los cuerpos cavernosos del pene se llenen de sangre y se produzca la erección. «Pero a partir de los 40 años la mitad de los pacientes pueden tener algún porcentaje de disfunción sexual», que es «la incapacidad de tener una erección sostenida para lograr penetrar a su pareja». Igualmente ocurre en pacientes más jóvenes con afecciones como diabetes.
Hipertensión, diabetes, sedentarismo, trastornos metabólicos, colesterol elevado, adicción al cigarrillo o al alcohol, medicamentos contra la hipertensión, cirugía por cáncer de próstata están detrás de la disfunción eréctil. También pesan los factores psicológicos. «Desde que se inició la pandemia hemos visto un aumento de la incidencia de la disfunción eréctil por la vida sedentaria, el estrés, el encierro, los problemas con la pareja», describe. No se descarta que en los hombres que han sufrido de COVID-19 se produzca una fibrosis de los cuerpos carvernosos, como una de las secuelas de la enfermedad.
Opciones: Pastillas y hasta prótesis
Para tratar la disfunción eréctil hay varias opciones. La primera es el cambio de hábitos. «Si el paciente tiene una vida sedentaria le recomendamos caminar», detalla Medina, y aclara que el ejercicio implica ponerse una ropa y zapatos deportivos y mentalizarse «caminar aunque sea 30 minutos tres veces a la semana como mínimo». El urólogo recuerda que el alcohol es un arma de doble filo, porque desinhibe pero afecta la erección.
También hay que controlar la diabetes y la hipertensión, apunta.
Las famosas pastillitas también ayudan muchísimo, a pesar de sus contadas contraindicaciones. Medina comenta que hombres jóvenes las usan «para ser un toro en la cama y durar más», y que esto «puede causar una adicción psicológica» que conduzca a un bloqueo posterior.
Hay que sumar al repertorio terapéutico las inyecciones directas en los cuerpos cavernosos del pene, los dispositivos al vacío que logran que entre la sangre al pene y que se mantenga para la actividad sexual, el tratamiento del déficit androgénico.
La prótesis de pene, tal como lo aclara Medina, es «la última carta bajo la manga que tenemos» y es para quienes tienen ausencia de erección y si ya se agotaron otros tratamientos. Describe que no es sacar el pene del hombre y poner uno nuevo. «Se trata de sustituir los cuerpos cavernosos por un material sintético». Puede ser una prótesis semi rígida, con barras de silicón que se colocan en los cuerpos cavernosos. El hombre mantiene la sensibilidad «porque la tenemos en el glande» y logra eyacular.También existen las prótesis hidráulicas, que incluyen un bombín con un depósito colocado en el escroto. «El paciente aprieta el bombín, el líquido entra a los cuerpos cavernosos y produce la erección». La decisión sobre la semi rígida o la hidráulica es el precio, especifica. La anestesia se coloca de la cintura para abajo. «Esperamos un periodo de recuperación de seis semanas» para luego enseñar la rehabilitación. «Que él comience a aprender cómo se usa esa prótesis».
En teoría estas prótesis pueden durar 10 años, pero hay pacientes que tienen más tiempo con ellas «y les ha funcionado de maravilla».
Como médico, Medina ratifica que hay que llevar «un buen estilo de vida», alimentarse bien, evitar las comidas chatarra, poco alcohol, cero cigarrillo y mucho ejercicio. Igualmente, mantener una buena relación con la pareja sexual y comunicarse con plenitud.