Apolo 11: se cumplen 50 años de un espectáculo mediático sin precedentes en el mundo

Más de 500 millones de personas siguieron hace 50 años por televisión los primeros pasos del hombre en la Luna, batiendo un récord mundial de audiencia, gracias al dispositivo excepcional desplegado por la NASA y los medios

Dividida en episodios como una serie -preparativos, despegue, viaje, aterrizaje, regreso-, la misión lunar movilizó durante ocho días a las televisiones del mundo entero, con 3.500 periodistas acreditados y 36 cadenas presentes en Houston (Texas).

Para el momento culminante, el directo duró 31 horas en la televisión estadounidense. Los primeros pasos de Neil Armstrong fueron retransmitidos en el mundo entero, salvo en China y en el bloque soviético.

Aunque el primer evento televisado en directo en varios países se había producido con la coronación de la reina Isabel II en 1953, este momento único en la historia de la humanidad registró una audiencia mundial récord de 500 millones de telespectadores, según estimaciones de la American Broadcasting Company.

«Esta cifra parece por debajo de la realidad si tenemos en cuenta los innumerables hechos que nos llegan del mundo entero», escribió en un despacho la AFP el 21 de julio de 1969, informando sobre «las noches en blanco» en Suiza, los picos de consumo eléctrico en La Haya, la «excelente» retransmisión en Polonia y la interrupción del paseo tradicional del emperador Hirohito y su esposa para la ocasión.

El show planetario supuso también la consagración de la TV como un medio de comunicación de masas, coincidiendo con el desarrollo del color / Foto: Pxhere

El apego del público

«Siempre quise revivir el ambiente de aquella noche, la emoción intensa que sintió la gente, cuando todo se detuvo», según Theo Kamecke director de cine en los 70 y 80.

El show planetario supuso también la consagración de la TV como un medio de comunicación de masas, coincidiendo con el desarrollo del color.

Además de la demostración de fuerza tecnológica de los estadounidenses en ese periodo de Guerra Fría, se movilizaron tantos medios para mostrar el evento, que «todo el mundo sintió su dimensión simbólica», según De Rouvre.

Para este director, la comunicación es necesaria para ganarse el apego del público a los programas espaciales: «Lo hicimos de nuevo con (el astronauta francés) Thomas Pesquet, cada país europeo tiene a su Pesquet», concluye.