Pablo Quintero: «Este Gobierno ha vivido de la crisis»

José Gregorio Yépez

El politólogo y asesor comunicacional sostiene que “la gente no está escuchando a los políticos”. Como estrategia para reconectarse con la población indica que “hay que mostrarle a la gente soluciones prácticas y sostenibles. No irle al venezolano con falsas expectativas que no se cumplen”

Al mirar la situación política del país y los roles de cada uno de los actores en el escenario, Pablo Quintero, sentencia que el gobierno de Maduro ha “vivido de la crisis”.

En su análisis indica que paradójicamente “el chavismo se ha fortalecido con sanciones, con apagones, con problemas de gasolina, con ineficiencia, corrupción y con pandemia”.

Indica que debe cambiar la estrategia para enfrentar al Gobierno de Maduro “que controla el territorio, la Fuerza Armada Nacional, los Poderes Públicos y la economía”.

“Hay un proceso de estancamiento narrativo y hasta político. El diálogo es necesario pero debe plantearse de una forma distinta a lo que fue Noruega, República Dominicana, Miraflores. Pero hay que entender que el Gobierno no está en la disposición de entregarlo todo”, asegura Quintero.

-¿Cómo percibe el proceso de designación de los rectores del CNE? Unos dicen que no se puede negociar con el Gobierno y otros que deben avanzarse en los espacios que se abren.

– Las negociaciones son parte de la política y es natural. Y a pesar de que el escenario político en Venezuela es complicado la oposición se ven en la necesidad de intervenir en el juego político electoral. Los más radicales señalan que esto es cohabitación y colaboracionismo pero otros se han casado con la vía electoral entendiendo que hay un contexto de elecciones de gobernadores y alcaldes para este año, lo más sano es renovar las autoridades.

Sostiene que “hay nombres interesantes como Eugenio Martínez, Roberto Picón por decir dos nada más y hay gente postulada por la sociedad civil y otras organizaciones y el chavismo tiene sus nombres como Elvis Amoroso. Es un escenario que obliga a la oposición a entenderse con el adversario que no tiene una naturaleza democrática pero es con el que hay que entenderse si quieres ir a un proceso electoral”.

“Hay que ir viendo cómo se desarrolla el proceso y ver qué se le está ofreciendo a ese ciudadano que sí quiere votar con un CNE un poco más potable y que ofrezca garantías mínimas para que el proceso que viene se dé en sana paz”, indica el politólogo.  

-Partidos y dirigentes están desconectados de la gente según las encuestadoras más reputadas del país. ¡Cuáles son los errores de la clase política?

-La gente está en su propia dinámica. Los venezolanos no están escuchando a los políticos, eso es una realidad. En Venezuela se ha generado un discurso del todo o nada. Al ver la radiografía de lo que piensa la gente vemos que hay actores políticos que no representan las necesidades de la población.

-Si en la negociación de las autoridades del CNE se lograra un correlación dos, dos uno aun así, parece no ser trascendente porque la población está de espaldas a esa discusión.

-Para reconectar tienes que aumentar los niveles de credibilidad y eso no se logra mandando a la gente a votar automáticamente. El error político es que se piensa que el voto es algo como un botón que yo apretó y la gente va y lo hace porque te creen. No es así. Se tienen que construir, generar un relato creíble. Para eso hay que conectarse de forma emocional con ese venezolano. Hay que construir un nuevo lenguaje. Plantear y asumir errores cometidos por lo menos desde el 18, 19 y 20. Esto no lo digo yo lo ha dicho mucha gente. Es muy importante. El político debe bajarse de la nube en la que no reconoce sus errores. Es el primer paso para decirle al ciudadano que se pueden recomponer las cosas. La confianza no es automática se da a partir del reconocimiento de errores. Hay mostrarle a la gente soluciones prácticas y sostenibles no irle al venezolano con falsas expectativas que no se cumplen.

-Eso es válido para oposición que no alcanza el poder. Pero… ¿Por qué tendría el Gobierno que hacerlo si se mantiene en el poder?

-Los roles son distintos. El Gobierno no tiene que reconocer nada porque tiene el poder. Y lo tiene por la vía del control ciudadano, de los Poderes Públicos, de la economía. Al Gobierno le va mucho mejor en situaciones de caos que en situaciones de paz. El Gobierno ha vivido de la crisis. A Maduro no le es rentable reconocer errores, porque generaría un desencuentro con sus bases políticas y la gobernabilidad que tiene la perdería. Si reconoce que la hiperinflación, el problema del agua lo crea su ineficiencia, ocasionaría que los niveles de confianza disminuyan y el Gobierno no va a hacer eso.

-¿Es posible avanzar hacia una negociación que genere certidumbre?

-Creo que hay que esperar a ver qué va a pasar este año con actores como la Iglesia, los empresarios y la sociedad civil. Tienes que plantearle a la gente que la negociación le resuelve los problemas. Que el diálogo es propositivo. No te puedes sentar con el chavismo a pedirle la cabeza de Nicolás Maduro automáticamente hoy en día. ¿Qué das a cambio? ¿Quién tiene el poder? Si no se tienen claros los roles de poder, necesariamente la negociación es infructuosa. La negociaciones son toma y dame. ¿Qué tiene la oposición para dar?

-El chavismo se dedica a resistir la presión internacional. A lo interno no tiene una presión que lo obligue a negociar con los actores en el terreno.

-El chavismo tiene unas sanciones. Es un punto de honor para la oposición. Lo que no puede plantearse la oposición es que como única estrategia tenga que sumar más sanciones. El chavismo se ha fortalecido con sanciones, con apagones con problemas de gasolina, con ineficiencia, corrupción y con pandemia.

-Sin transporte, sin efectivo, sin agua…

-La sumatoria de estas crisis hablan de que los niveles de ingobernabilidad son altos pero… ¿Quién controla el poder? ¿Quién controla el Ejército? ¿Quién controla el aparato productivo? El Gobierno. Si la estrategia siguen siendo las sanciones, y no me refiero a las individuales, me refiero a las sanciones sobre lo económico,  lamentablemente la persona que está en Guárico, en San Fernando de Apure y San Francisco en el Zulia, no va a traducir que vamos a salir de la crisis por la vía de las sanciones. Hay un proceso de estancamiento narrativo y hasta político. El diálogo es necesario pero debe plantearse de una forma distinta a lo que fue Noruega, República Dominicana, Miraflores. Hay que entender que el Gobierno no está en la disposición de entregarlo todo.

-No tiene la disposición para hacerlo porque parece que no le es necesario.

-No lo necesita. La oposición no puede pretender sentarse en una mesa a quitarle la cabeza a Nicolás Maduro… ¿Con qué? ¿Con cuál capital político? ¿La oposición tiene la capacidad de llamar a las calles? ¿Tiene como pedir el todo o nada? Ese escenario se presentó con Donald Trump y no llevó a nada.

-Hablando del tema internacional Biden le sacó la pistola al planeta. Bombardeo Siria, reitera el decreto Obama, favorece a los inmigrantes venezolanos. Llamó asesino a Putin, dijo que todavía no se va de Afganistán y su secretario de Estado Blinken se reúne con la Otan. No es el viejito bonachón que algunos pensaba que venía. Eso ayuda o complica la situación.

-Con sorna se decía que Biden era guabinoso, que el viejito no tiene como enfrentarse a lo que viene. Se acusó de comunista y el menos socialista de todo ha sido Biden quien está obligado a dar resultados en los primeros 100 días de su Gobierno. En el caso venezolano hay que esperar. No se pueden hacer análisis anticipados sobre el tema de la negociación, pero sí creo que hay una interlocución distinta a la que se hizo con Donald Trump. Se habla poco y se hace mucho. Creo que hay mucha seriedad en la política exterior con la administración Biden. Simplemente se va a insistir en elecciones libres y habrá un manejo de la situación con una visión de la geopolítica.

Al mirar hacia dentro del oficialismo Quintero señala que hay una suerte de división generacional que ha creado intereses distintos en la concepción de la política del Psuv.

“Al chavismo le conviene reconectarse con el juego político y electoral. Hay unos jóvenes como Víctor Clark, Héctor Rodríguez y propio hijo de Maduro que piensan a futuro. Hay una generación que le conviene mantenerse. La política no se acaba ni empieza, es cíclica. El juego suma cero no está planteado en todo chavismo.

Observa un sector radical que “hace política con resentimiento y rabia. Hay una retórica que le recrimina a AD-Copei sus excesos y la exclusión”.

Habla del sector dominante “que tiene una narrativa que obedece a la cabeza de Nicolás Maduro y una estrategia de presión, de obediencia dentro del Psuv. Esto es una forma de hacer política de los gobiernos autoritarios. Hay una pirámide donde hay un líder, o que lo parezca, y debajo el que no esté alineado sale”.

-Pero el chavismo se cohesiona con el enemigo externo y el discurso de Biden lo ayuda en esta tarea.

-La oposición debe buscar formas de debilitar esa cohesión. No todos piensan como Cabello, Maduro o Padrino. Hay gente que se quiere apartar de ese rumbo no democrático y plantearle una salida “más pacífica” a esta crisis.

Llama la atención sobre un resurgir de la izquierda latinoamericana “con Lula fuera de la cárcel, Ecuador con una presencia de la izquierda más grande, Alberto Fernández enfrentado al macrismo, Chile con elecciones municipales y Petro busca oxígeno. La izquierda se está moviendo”.

-Pero no se retratan con Maduro.

-La oveja negra es Venezuela y la oposición debe aprovechar esas desventajas dentro del tablero geopolítico. En lo nacional sino tienes poder debes replantearte la estrategia. Durante los últimos años el todo o nada y no funcionó. Se buscaron las aventuras militares, intervención. La salida de Trump dinamitó la confianza en la oposición. El poder no lo tiene un Gobierno interino ni un representante en el exilio. El poder lo tiene Nicolás Maduro que maneja el monopolio de la fuerza y ha demostrado que ejerce el poder ‘sobre el que se porta mal’, según su criterio”.

-¿Qué debe hacer la oposición?

-Revisarse. Deben meterse todos en un cuarto, puede resultar aparatoso pero necesario y deben discutir aciertos y errores de estos años y asumirlos. Es cierto que no hay capacidad de maniobra por una acción macabra del gobierno de dinamitar el liderazgo opositor. Líderes en el exilio otros acá. Debes saber qué tienes a mano para actuar.

-Afuera está la nación más poderosa del mundo y de la historia. Acá 80% de rechazo según las encuestas… ¿Qué es lo que no cuadra en la ecuación para que se produzca el cambio político?

-La nación más poderosa atraviesa una pandemia. Nadie está pensando todos los días en Venezuela. El liderazgo local debe reconquistar al venezolano decepcionado, sincerar su estrategia, tiene que conectar con las personas de la periferia. Con esos sectores donde no hay luz, no hay agua. Donde nadie les está hablando. La conversación frente a frente con el venezolano y no solamente en las redes sociales. Eso debe hacerse, pero deben retomar la política de puerta a puerta y entender que el venezolano quiere soluciones prácticas.

Finalmente señala que “hay que plantear una reconstrucción política sin aumentar tanto las expectativas. No se le puede hacer perder el tiempo a la gente. El poder no lo tiene la oposición. Tienes que entenderte con tu verdugo, quieras o no. ¿Eso es cohabitar? No. ¿Eso es entregar? No. ¿Eso es ser cómplice? Evidentemente no. Revisemos la historia a ver si no está llena de casos en donde hay que negociar con el que tiene preso. El heroicismo, el caudillismo, el hombre poderoso, eso se acabó en Venezuela. Se necesita la articulación de todos los sectores. Sumar y multiplicar. Entender cuáles son las son tus capacidades sobre el tablero político”.