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sábado, 20 abril, 2024
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Giovanni Piermattei: Algunos movimientos prefieren ceder a las migajas del Estado y no luchar por el matrimonio igualitario

Texto: Vanessa Davies

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«Lo que tienen que saber los movimientos religiosos es que aquí se legisla con la Constitución, no con las biblias», sentencia Giovanni Piermattei, presidente de la Asociación Civil Venezuela Igualitaria. Considera que el matrimonio igualitario es una reivindicación que está torpedeada por igual por el oficialismo y por la oposición

Giovanni Piermattei no pierde el humor y se ríe cuando le dicen que hay que estar loco para querer casarse, o que si se casa, no se podrá divorciar en 10 años. Está acostumbrado a escuchar chistes, comentarios y frases de todo tipo. Pero, como presidente de la asociación civil Venezuela Igualitaria, tiene muy claras sus metas: lograr que el matrimonio igualitario sea una realidad en Venezuela.

Durante el programa Con tres puntos, transmitido por el Instagram de Contrapunto.com, Piermattei insistió en que se debe abrir el debate en el país y propuso dos vías para aprobar el matrimonio igualitario: una ley o el TSJ.

-¿Estamos, como sociedad, en el momento en que este tema deba ser debatido y aprobado el matrimonio igualitario?

-El momento es cualquiera. Las sociedades no tienen que estar preparadas para las reivindicaciones sociales. Eso se ha visto históricamente. La sociedad nunca estuvo preparada para que las personas afrodescendientes fueran reivindicadas en su derecho a la libertad cuando eran esclavizadas. La sociedad no estaba preparada para que las mujeres votaran, para que las mujeres trabajaran, para que las mujeres pudieran decidir casarse o divorciarse. Y, sin embargo, las reivindicaciones se dieron. Por lo tanto, esta es una reivindicación más, un tema que tiene que ver con los derechos humanos.

-Es un país en emergencia humanitaria compleja. Quizá la atención de la sociedad está puesta en otras cosas, no porque esta no sea importante.

-La pandemia por COVID-19, que ha maximizado la crisis humanitaria en Venezuela, atrapa a otros países de Latinoamérica que están, incluso, en peores condiciones que las de Venezuela. Y, sin embargo, estos debates se están dando, se está legislando en esos países. Pasó recientemente en Ecuador y en Perú; se están dando esos debates. Sin embargo, Venezuela usa esos argumentos para retrasar este debate que, además, solo necesita que tres, cuatro, seis diputados se dediquen.

¿Qué hace falta en este momento? ¿Cuál es la vía?

-Tenemos dos vías, porque desde 2015 nosotros comenzamos a actuar como Venezuela Igualitaria ante el TSJ y tenemos una demanda por la nulidad del artículo 44 del Código Civil, que podría dejar el espacio libre para que la Asamblea Nacional legisle o el mismo TSJ, en su Sala Constitucional, pueda hacer uso de la jurisdicción normativa: legislan mientras la AN no haga la ley. La otra vía es que cinco o seis diputados se reúnan, retomen nuestro proyecto de ley de matrimonio igualitario que entregamos en 2014, hagan el debate interno e, incluso, nos inviten a los movimientos LGBT a que entiendan de qué se trata este asunto para que avance.

-¿Por qué se termina complicando el tema?

-Siempre he dicho que hay dos razones. En 2014, cuando llevamos el proyecto de ley a la AN había una mayoría del partido de gobierno, el PSUV; era roja, rojita. Sin embargo, el proyecto de ley fue engavetado. Cuando fuimos al TSJ en 2015, aunque se diga que son poderes independientes, sabemos que hay muchas influencias del partido de gobierno y eso no se dio. Después de la entrega del proyecto de matrimonio igualitario fueron miles de evangélicos a la AN a llevar firmas en contra del matrimonio igualitario. Eso sucedió cuando llevamos al TSJ unas adhesiones a escala nacional, porque logramos movilizar a toda la población LGBT para que se adhiriera a nuestras demandas; cuando llevamos esas firmas al TSJ también se movilizó una masa de movimientos evangélicos.

-¿La gran oposición es el movimiento evangélico?

-El movimiento fundamentalista evangélico le está haciendo presión al gobierno. No es desconocido para nadie el discurso que ha proliferado, y que ha venido incrementándose progresivamente desde el propio presidente de la República, invocando los poderes de cristo, el socialismo cristiano; ha abierto una universidad para los evangélicos, ha decretado el día de los evangélicos. Hay una fuerza que nos da muchísimo temor, porque no sabemos si este gobierno es un gobierno de izquierda, socialista, progresista o es un gobierno que va en vías de ser una teocracia.

-¿No tiene derecho, ese sector evangélico, de ser escuchado y que se tomen en cuenta sus argumentos?

-Claro, tienen derecho. Todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión mientras su opinión no esté limitando el acceso a derechos universales para el resto de las personas. Fíjate qué irónico: hace pocos días estuvo un pastos evangélico electo diputado en la AN, el diputado Campos, pidiéndole a la AN que no debata el matrimonio igualitario. Pero ellos están pidiendo rango de igualdad con la iglesia católica. Para ellos la igualdad es necesaria, pero para otros la igualdad no lo es. Cuando tienes ese doble discurso es cuando tu opinión no debe ser considerada. Tienes derecho a expresarte, pero tienes la responsabilidad de aceptar las responsabilidades a las que eso te somete.

-Hay personas que dicen que eso va contra la tradición de los venezolanos; que el matrimonio debe ser entre hombre y mujer para garantizar la perpetuidad de la especie.

-Si vamos a superponer tradicionales a la necesidad de un pueblo, de un sector importante del pueblo, podemos traer a colación la ablación: en algunos países de África es una tradición, pero está violando derechos humanos. Con base en tradiciones no se puede legislar.

-¿Cuál es la necesidad de aprobar el matrimonio igualitario si hasta ahora han podido vivir tranquilos?

-Desconocen las violencias que vivimos las personas LGBT desde que somos niños, niñas y adolescentes. El matrimonio, para Venezuela Igualitaria, tiene una vital importancia en la reivindicación de la dignidad que tenemos los gay, lesbianas, bisexuales, transgéneros, transexuales e intersexuales en el mundo entero. No es la lucha por el acceso a una institución como una institucionalidad burguesa, donde las personas comparten beneficios que son legítimos para las parejas; se trata de una institución que ha sido usada históricamente para negar dignidad a cierto grupo de personas. Para nadie es desconocido que el matrimonio comienza como una institución eclesiástica: las personas que se sumaran al matrimonio tenían que ser católicas, por ejemplo. Si había pareja de una musulmana con un católico no se podían casar. Las mujeres no podían decidir casarse. Era obligatorio que se casara y se decidía con quién se iba a casar. Tampoco podían divorciarse. La institución católica de la iglesia que todavía sigue transversalizada en la institución civil del matrimonio tendía a excluir a las personas y a decir quiénes eran legítimos y dignos, o no. Tanto así, que los niños y niñas habidos fuera del matrimonio eran considerados hijos ilegítimos. Era un estigma que llevaban. Las personas afrodescendientes no se podían casar. Ahora somos los gay y las lesbianas.

-¿Por qué eso es importante?

-Porque eso le da un mensaje simbólico a la sociedad de que tenemos la misma dignidad que cualquier otra persona. Que no somos enfermos o poseídos por el demonio.

-¿El principal obstáculo está en ciertos sectores evangélicos?

-Para el sector del oficialismo, del gobierno nacional, el peso mayoritario lo tiene la iglesia evangélica, que está presionando. Pero del lado de la oposición, que fue lo que nos pasó en 2015 cuando la AN cambió de roja, rojita a azul, azulita, resulta ser que allí la iglesia católica hizo un peso muy fuerte sobre los diputados y diputadas -conservadores, además, en su mayoría- en ese tema. Tanto así que cuando Tamara Adrián se hizo eco y dijo que iban a debatir el matrimonio igualitario, Chuo Torrealba la mandó a callar y le dijo que la agenda no la ponía ella sino la MUD, y que además estábamos hablando de derechos del Primer Mundo y nosotros estábamos en el Tercer Mundo y eso no se discutía.

-¿El matrimonio igualitario es una reivindicación que está torpedeada por igual por el oficialismo y por la oposición?

-Está torpedeada.

-¿Qué camino piensan seguir para poder avanzar?

-Tenemos que seguir empoderándonos entre los mismos movimientos LGBTI sobre este discurso, porque también existe una especie de venta de derechos, si se puede decir, dentro de algunos movimientos que prefieren ceder a las migajas que el Estado nos quiera dar y no seguir el camino por la lucha de una igualdad plena. La institución del matrimonio no nos garantiza otra cosa que la reivindicación de nuestra dignidad y la igualdad de derechos.

-¿Cuáles son esas migajas?

-Hay una idea por allí, que está rodando. Algunos diputados están promoviendo que se nos den derechos sucesorales y patrimoniales, únicamente, como para comenzar. Llamémoslo, no matrimonio igualitario, sino uniones civiles igualitarias. Sin darse cuenta no solo están cediendo los derechos de las personas a las que no les han dado la voz, sino que además están mimetizándose con el grupo opresor que, a través de unas figuras distintas, nos está segregando. Darnos una figura distinta a las personas LGBTI,es decir, «las personas heterosexuales se casan por este lado y las personas LGBTI se casan por este otro, y este es un apartheid completo. Unos son iguales y otros son desiguales y, por lo tanto, se casan de una manera. También hay que tomar en cuenta que hay una sentencia del año 2016, la sentencia 1187 de la Sala Constitucional del TSJ, que ratificó -a través de una demanda por el derecho a la identidad de un niño como hijo de dos mamás, que ganamos- el derecho de ese niño a tener el apellido de sus dos madres, sino que hizo una interpretación del artículo 75 de la Constitución en el que se establece que las familias constituidas por parejas de igual sexo con hijos, o sin ellos, tienen los mismos derechos que las familias tradicionales. Si tenemos los mismos derechos que las familias tradicionales tenemos derecho a casarnos.

-¿Qué acciones van a tomar?

-Nicolás Maduro, en octubre del año pasado, dijo que el matrimonio igualitario se iba a debatir. Que se lo dejaba a la AN. Pero en febrero, cuando estuvimos en la AN haciendo una protesta para que se movilizara la AN a tomar este tema, Maduro estuvo en una entrevista con periodistas internacionales, y al una periodista preguntarle su postura, él dijo que eso no era prioritario para el país, que eso estaba en manos de la AN, pero que en su agenda eso no estaba. Ahí ves el tipo de contradicciones. Hay un peso, muy superior a él, que lo está presionando.

-¿Qué van a hacer ustedes?

-Estamos actuando frente a la AN actualmente. Ya tuvimos ese primer encuentro con una de las comisiones de la AN, que es la comisión de desarrollo social. Ya hemos tenido dos encuentros con ellos, en los que planteamos cuáles son nuestras demandas. Estamos solicitando que se creen subcomisiones en aquellas comisiones en las que se tocaría el tema, como Familia, que lamentablemente también es de cultos y tiene muchos evangélicos; la de derechos humanos, la de política interior y la de desarrollo social.

-¿Cómo insertan las luchas en ese panorama para tratar de ganar espacios?

-Hemos sido utilizados como banderas políticas. Sobre todo el partido de gobierno, el PSUV, ha hecho mucha convocatoria a los movimientos de la diversidad sexual, ha hecho ratificaciones del plan de la patria nuevo en el que se insertan las cosas que estaban en el plan de la patria anterior a Maduro. La gente que se identifica con el gobierno siente que hay posibilidades, que va a haber derechos para las personas LGBTI, y resulta ser que no es así, que hemos sido utilizados porque no hemos avanzado. Hoy me sorprendí porque la Defensoría del Pueblo está dictando cursos de derechos humanos y diversidad sexual; me parece maravilloso en una instancia del Estado, que debería ser la que asuma de frente esta contienda. Otra de las cosas que debemos hacer es darle visibilidad a este discurso; que se escuche en las calles y en los medios de comunicación. Creo que hay mucha gente que lo está utilizando, en los partidos políticos se han creado pequeños movimientos LGBT; incluso AD lo tiene, Copei lo tiene, el PCV ha lanzado un pequeño movimiento dentro de su partido. También el PSUV. Pero no ha pasado de allí. El problema es que también tenemos que estar formados. Para dar esta batalla ante esas instancias de poder tenemos que estar preparados, documentados, formados.

-¿Están dispuestos a debatir con la comunidad evangélica si se abre ese escenario de debate?

-Sí. Hace algunos años estuvimos en una reunión con siete pastores evangélicos, de distintas ramas, porque ellos están muy divididos. Y uno de ellos casi se para y se va, pero las otras personas estuvieron bastante interesadas. Incluso, tenían unas posturas bien interesantes. Una cosa es lo que quiere un pastor y otra cosa es lo que quiere la iglesia que dirige. Estamos debatiendo con un pastor en Maracay. No estamos cerrados a eso. Lo que tienen que saber los movimientos religiosos es que aquí se legisla con la Constitución, no con las biblias.

-¿La identidad de género está parada en el TSJ?

-Esa es otra decisión que está suspendida en el TSJ, que al igual que la demanda de nulidad del artículo 44 del Código Civil ha cumplido todas sus fases según el protocolo que lleva el TSJ. Incluso tuvimos una audiencia oral en 2016, que daba cierre al tema de la identidad de género. Tengo entendido que las sentencias de nuestras demandas están resueltas pero que alguien las frena para que no salgan.

-¿Son favorables?

-Son favorables.

-¿Quién es el ponente?

-Casi todas las demandas interpuestas por Venezuela Igualitaria en el TSJ están en manos de la magistrada Carmen Zuleta de Merchán, que ha demostrado ser una persona muy solidaria y muy comprometida.

-¿Una persona como la diputada Tamara Adrián todavía tiene que soportar que la llamen Tomás?

-Todavía.

¿No hay otra vía mientras salen las sentencias? ¿Los registros?

-La ley orgánica de registro civil. en su artículo 146, establece que las personas tienen derecho a cambiar de nombre cuando este atente contra su dignidad. El tema de la identidad de género es justamente ese: un atentado contra la dignidad de las personas. Sin embargo, los registros civiles, incluso el CNE, se han negado a que ese artículo sea utilizado para identificar en forma diferente a las personas transgénero.

-¿El CNE podría hacer algo ahora?

-El CNE podría hacer algo, pero hay una cosa que en algún momento conversamos con la directiva del CNE. El problema está en que la palabra género y la palabra sexo son identificadas como la misma cosa. Necesitamos que esa sentencia del TSJ sea emitida porque trae como consecuencia la definición de qué es género y qué es sexo, que son dos cosas distintas, y como una y otra se interceptan para garantizar la dignidad de las personas. Hasta tanto el CNE no tenga con claridad eso, los registros civiles pueden seguir negando porque tampoco el CNE los va a obligar.

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