El politólogo y dirigente político señala que hay una necesidad imperiosa de «apoyar los liderazgos locales y activarse en lo más profundo de Venezuela». Asimismo asegura que el 21N se va a renovar la clase política venezolana y esa debe ser la apuesta de la sociedad. La gente se está reconectando con la política desde lo local
Venezuela vive un nuevo proceso político que viene creciendo «de abajo hacia arriba» lo que lo conecta con el verdadero espíritu democrático.
Así lo ve el politólogo Angel Medina, quien percibe que la reconexión con la política desde las bases es algo positivo. Considera que «es un proceso distinto y por eso es un proceso de cambio que hay que aprovechar. Es un proceso que ha venido de abajo hacia arriba. Esos procesos son más democráticos que cuando una dirección nacional diga lo que se debe hacer.
Es de los que piensa que para reconstruir la institucionalidad del país es necesario dejar de «utilizar el voto como un elemento de quita y pon. Yo creo que ya está muy claro que el voto tiene que ser un factor necesario».
Llega a tiempo a la cita, tomamos café y en medio del calor que hace y el apuro en la apretada agenda del estudio de grabación, comenzamos la entrevista con el «politólogo y político», que es como prefiere ser llamado.
-¿En este momento estamos en democracia, en autoritarismo, en dictadura? Pareciera que la caracterización de lo que vivimos es importante para la estrategia de quienes creemos en la democracia.
-A todas luces estamos en una autocracia. Lamentablemente quienes están en el poder tienen un proceso hegemónico y tratan de imponerlo. Llevan años en eso y en ese proceso lamentablemente han destruido las instituciones y por tanto tenemos una especie de autocracia en medio de una anomia donde nada funciona.
-Una combinación de autocracia y anomía es una combinación única.
-No es una combinación única. Lamentablemente la mayoría de las autocracias terminan en un proceso de desinstitucionalización de tan alta magnitud que los Estados terminan no funcionando y la sociedad termina pervirtiéndose.
-Dice que tratan, pero entonces se trata de un intento exitoso.
-No. Gracias a Dios. Pudiera ser exitoso si esto pudiera compararse con un modelo tipo Corea del Norte, si pudiera compararse con un modelo tipo Bielorrusia, pero no lo es. Este un modelo que lamentablemente ha perdido la capacidad de ofrecer servicios públicos a sus ciudadanos, garantía de integridad del territorio, seguridad personal, monopolizar el uso legítimo de la fuerza. Lamentablemente también el Estado ha perdido la capacidad de generar espacios para la ciudadanía.
-¿Cómo se renueva la dirigencia política en esa autocracia con anomia?
-Lo primero es la situación de esa dirigencia política en Venezuela. Es muy compleja. Y es muy compleja porque al final los dirigentes políticos no son algo distinto a la gente, mientras más localmente buscas entonces tienes un dirigente que tiene las mismas penurias que está pasando cualquier otro venezolano. Profundas las dificultades cuando te vas afuera de Caracas, entonces entiendes que el tema de la gasolina, el tema de los servicios públicos, limitan de manera profunda la capacidad de hacer gestión y la capacidad de hacer acción política y, en tercer lugar, porque si algo es necesario en este momento es redefinir la acción política que permita plantear al país un modelo, un camino, un tránsito distinto a este proceso.
-En su opinión hacia dónde debe ir la redefinición, porque aquí parece que cuesta hacer política con análisis, con reflexión y con lecturas.
-Yo planteo que nosotros en el ejercicio de la política, los políticos tenemos que tener tres actividades muy profundas. Lo primero es tener una acción política formada e informada. No se trata solamente de repetir las cosas que permanentemente se están diciendo, ni lanzar frases al aire vacías. Tienes que estar formado. Formado en el presente y en el pasado. Además informado. Eso significa estar permanentemente activo, constantemente pendiente de lo que está sucediendo e investigando y averiguando las cosas que están sucediendo. Lo segundo es que la política que no puede ser un ejercicio unilateral, un ejercicio en el que yo voy y te digo lo que tienes que hacer. El político tiene que ser el epicentro de la acción política, porque ahora el político tiene que ser coordinador, como epicentro debe tratar de reunir voces distintas, tratar de reunir distintos sectores. Tú puedes ser como ese coordinador. El trabajo del político es ser como el coordinador de esos esfuerzos.
-Tenemos dos elementos.
-Y un tercer elemento, que es muy importante, es proponer. Ya tú tienes que tener una acción política propositiva no de oposición. Yo prefiero ser propositivo que simplemente opositor.
-¿Pero no hay propuestas en este momento?
-Yo creo que sí.
–¿Cuáles?
-Cuando tú te vas a cada unas regiones hay mucha gente que tienen propuestas válidas, valiosas, importantes para su región en materia económica, en materia social, en materia de desarrollo, pero una propuesta nacional creo que hay que integrarla.
-En ese sentido hay una desarticulación de las fuerzas que adversan al oficialismo. Si la propuesta está aislada y no se articulan no son una opción de poder. Además, según todas las encuestas ese “mediocampista” que usted describió está desconectado de la gente, entonces no hay posibilidad de cambio.
-En Venezuela hubo un proceso de distanciamiento gigantesco entre la política y los ciudadanos. Eso no es solamente en Venezuela, ha sido en toda América Latina, en todo el mundo. Hay un proceso enorme de conflictividad en que la gente no se entiende con la política, que a la gente no le llama la atención la política.
-O los políticos no se entienden con la gente.
-Es un proceso de ida y vuelta donde lamentablemente se han cometido errores. Los cambios, la política no los ha absorbido de manera completa, entonces les cuesta interactuar con la gente. Por eso que digo que tiene que haber un cambio. ¿Qué ha estado pasando en Venezuela en los últimos meses? Creo que ha empezado a reconectar la política con la gente. Y ha empezado a reconectarse desde lo más local. Creo que hay mucha gente, hace muchos meses trabajando en las calles, volviendo a tocar las puertas, volviendo a organizarse, volviendo a hacer planteamientos que ha logrado que la gente empieza a reconectarse poco a poco con la política. ¿Cuál es el examen que tenemos por delante? El 21 de noviembre. Ahí vamos a saber si efectivamente la gente reconectó con un sector de la oposición venezolana y reconectó con la posibilidad de retomar el camino electoral como una vía para provocar cambios en Venezuela.
-Pero esa reconexión parece que está en las bases y hay una vanguardia que sigue desconectada porque no logran ponerse de acuerdo y articular esa propuesta que sea una verdadera opción de poder ante el oficialismo.
-Para mí eso no es negativo. Es decir, todos los procesos en Venezuela siempre se ven de arriba para abajo. Uno dice qué va a decir Caracas. Uno que viene de las regiones está esperando qué va a decir Caracas. Pero este ha sido un proceso distinto y por eso es un proceso de cambio que hay que aprovechar, no demeritarlo. Es un proceso que ha venido de abajo hacia arriba. Esos procesos son más democráticos que cuando una dirección nacional diga lo que se debe hacer.
-¿Pero eso está sujeto a lo que suceda el 21 de noviembre?
-Sí y no.
-¿Por qué?
-Porque los dirigentes políticos locales empezaron a empujar desde hace muchos meses el proceso de participación, el proceso de reorganización y lo hicieron incluso cuando no tenían ninguna dirección de Caracas.
-¿Los sectores que se oponen al oficialismo vuelven a la vía electoral por la presión de las regiones?
-Yo creo que sí. Creo que esto es un proceso de abajo hacia arriba que hay que aprovecharlo. Que hay que provocar allí la mayor participación democrática, que hay que provocar allí el mayor intercambio de opiniones y que además hay que ayudar y fortalecer que los liderazgos locales puedan mantenerse.
-¿Y si el resultado del 21 de noviembre noviembre no es favorable para esos liderazgos regionales que adversan al oficialismo?
-Yo vengo del estado Bolívar y yo tengo que ver mi visión de derrota. En el estado Bolívar nosotros no tenemos un concejal en todo el estado, no tenemos un alcalde en todo el estado, no tenemos un diputado regional en todo el estado y no tenemos el gobernador. ¿Creen que podemos salir con menos que eso?
-Pareciera que no. No se puede. Lo que sea es ganancia.
-No. No es lo que sea es ganancia. Es un proceso de reconstrucción política y de retomar la vía electoral y de reconstrucción del poder del voto como un mecanismo para la gente y para la política.
-Volvemos al tema de la vanguardia de la oposición. ¿Ha estado equivocada en el manejo de la situación y las bases le están pasando por encima?
-No se puede ver como un pase de factura.
-No es pase de factura, pero sí es el emerger unos nuevos políticos.
-Sí, pero cuando tú vas a las regiones los políticos locales no te dicen que hay que tumbar a los de arriba.
-No, están ocupados de lo de ellos.
-Por eso entonces lo que tenemos que entender es que es un nuevo proceso y que hay que adaptarnos a ese nuevo esquema y en mi caso particular creo que hay que alentar ese nuevo esquema de acción política que parte de donde participa el que está abajo y el que está arriba al final cumple, en buena medida las exigencias de la mayoría que está abajo, que es la democracia.
-¿Qué va a ocurrir entonces el 22 de noviembre?
-Yo creo que una de las cosas más claras que debe suceder después del 22 de noviembre es que tiene que empezar a discutirse, no solamente un tema de condiciones electorales. Aquí tiene que empezar a discutirse un tema de condiciones para hacer gestión política para la gente, porque las alcaldías y gobernaciones están prácticamente destruidas en Venezuela, en términos financieros. Aquí hay alcaldías que tienen más recursos que una gobernación. Entonces aquí tiene que haber una discusión seria de qué va a pasar con esas gobernaciones y alcaldías para poder hacer gestión independientemente quién quede electo.
Medina enfatiza en la necesidad de avanzar en lo que denomina la “reconstrucción de los espacios institucionales”. Siente que el poder local perdió vigencia en el país porque los concejos municipales no son instancias de control porque “se tiñeron de un solo color”.
Destaca que “todos eran lo mismo: Gobierno, partido, todo terminaba siendo lo mismo. Que vuelva a la oposición y que vuelvan sectores distintos a los concejos municipales, no solamente reafirma que en Venezuela ha sido el cabildo la instancia primigenia de la organización de la política, sino que reafirma que tenemos que empezar a reconstruir de allí el modelo constitucional.
-Va a obligar a reconfigurar la acción política el rescate de los concejos municipales.
-Claro va a nacer un nuevo liderazgo político por lo que yo creo que hay que apostar con más fuerza.
-¿Entonces usted piensa que necesariamente hay que renovar a la clase política venezolana para que poder avanzar hacia un cambio político?
-El 21 de noviembre se va a renovar la clase política venezolana. Eso necesariamente va a pasar. El 21 de noviembre van a aparecer nuevos actores políticos. Yo confío porque he visto muchísimos candidato jóvenes, que tiene mucho tiempo siendo juveniles, estando en las parroquias, en los municipios, pero ahora van a tener su primer cargo electoral. Estoy seguro como decía Andrés Eloy Blanco: “no hay nada que haga más ruido que un carro viejo un diputado nuevo”. Van a venir con ímpetu concejales y diputados, van a venir con ganas para hacer política de calle, pero además no va a hacer con legitimidad.
-¿Y eso lo ve usted del lado del oficialismo también?
-Yo siento que el chavismo también vivió su purga. Hay unos números y la mayoría de sus alcaldes no repitieron y muchos gobernadores no repitieron tampoco. Yo creo que ellos también vivieron su purga producto de que podían hacer gestión porque el propio modelo los “mató” a ellos. El propio modelo que impulsan “los mató”.
-¿Habría un nuevo liderazgo en el oficialismo?
-Yo creo que sí, o al menos yo apuesto que a suceda así. Porque… ¿qué necesita en este momento Venezuela metida en un proceso autocrático-hegemónico? Política. Y la política es la resolución del conflicto, para transitar a un modelo distinto que vaya hacia la Constitución.
-Falta la propuesta nacional. ¿Cuáles cuáles serían los elementos?
-Ya empiezan a aparecer. Lo primero es la reconquista del voto. Ya basta de utilizar el voto como un elemento de quita y pon. Yo creo que ya está muy claro que el voto tiene que ser un factor necesario. En cualquier proceso autocrático la participación del mecanismo del voto, sea limitado así chiquitico el espacio (gesticula con las manos), sea amplio el espacio, tiene que ser utilizado. Yo creo que es uno de los primeros planteamientos. Dos creo que hay certeza clara de que económicamente Venezuela no puede seguir viviendo exclusivamente del petróleo y hay una certeza muy clara de que hay que diversificar la economía y hay que empezar a pensar en otros modelos de desarrollo económico para la nación. Y tres: Está muy claro y empieza a aparecer con mucha fuerza que el modelo de Estado que tenemos en este momento tiene que volver al modelo descentralizador. Poner un estado que sea más flexible que permita dar respuesta más claras.
-Y el problema de la autocracia… ¿cómo se resuelve?
-Con más democracia. A la autocracia la única forma de destruirla es con democracia. La democracia no un hecho espontáneo. La democracia se da por voluntad, por organización, porque existan partidos políticos, porque existan ciudadanos que quieran participar, quieran manifestarse. Es un proceso que hay que reconstruir en Venezuela.
-Y qué le hace pensar que esa autocracia va a dar los espacios para que eso suceda.
-Autocracia no da espacios y tampoco cede. Eso no lo hace, nunca lo va a hacer.
-¿Y cómo se conquistan los espacios?
-Como se han conquistado en todo el mundo. Con la lucha democrática y con la lucha los de los ciudadanos organizados.
-La vía es la negociación en México.
-La vía es cualquiera que permita el cambio definitivo y viable.
-¿Y qué permite el espacio en México?
-Algunas alternativas para reconstruir democracia. Por ejemplo, algunas alternativas para reconstruir el espacio de los procesos electorales, para reconstruir los espacios locales de representación gobernadores, alcaldes y que eso permita generar un nuevo esquema de relación con el poder central. México permite bajarle dos al tema de la pretensión hegemónica o por lo menos paralizar el problema. Hay expertos en negociación que dicen que México no es que va a resolver el conflicto, pero sí se paraliza el conflicto.
-¿En qué sentido?
-Lo que pasa es que en los últimos años lo que hemos hecho los actores políticos es “matarnos entre nosotros. Nos hemos puesto un proceso tan polarizante que hemos tratado uno de acabar con el otro y el otro y eso no ha pasado. En ese proceso de aplastarnos lamentablemente se ha destruido todo lo demás, todo el escenario político.
-Sin embargo en México pareciera quedarse en esa discusión política nada más y la gente hoy está pensando en sus cuatro metros de necesidades. Si no hay un acompañamiento de la gente al proceso de México este seguramente van a naufragar.
-Ningún proceso de diálogo, de negociación, ni en Venezuela, ni en el planeta ha funcionado si no cuenta con la legitimidad de sus ciudadanos. Por eso es que creo que México ha iniciado un proceso de ver cómo hacen para iniciar un gran diálogo nacional. Es un esquema, es un mecanismo.
-¿Qué haces para conectar con la gente? ¿Cómo sería ese diálogo?
-Tienen un mecanismo expertos internacionales lo conocen que es para incluir a todo el mundo y darle legitimidad a lo que sucede en México. Ahora México no es el único espacio. Sería como terrible sentarse como político aquí y esperar que México resuelva todo. ¡No! Por eso es que hay necesidad de reconstruir los partidos políticos, hay necesidad de reconstruir la acción política, hay necesidad de apoyar a los liderazgos locales y activarse en lo más profundo de Venezuela porque eso es parte importante de la reconstrucción nacional del país, como reconstruir los aparatos económicos hacer que la gente pueda tener confianza otra vez en Venezuela. Todo eso evidentemente es importante y México es uno de esos tantos elementos que empuja a ver si podemos cambiar.
-¿Cuáles son los espacios que hay que activar localmente para el diálogo?
-El diálogo nacional es un mecanismo, es un procedimiento, es una especie de metodología que existe y eso es un proceso que hay que reestructurar. Eso no existe hoy y no está muy claro cómo va a ser, pero hay que estructurarlo, hay que armarlo, para que permita que desde el último ciudadano pueda participar en él y que el último ciudadano pueda saber qué está pasando en México y qué puede lograrse en México y qué puede ayudar a su vida.
-¿Habría que hacer un referéndum consultivo de los acuerdos de México?
-Mira no sé Colombia lo intento y no le fue bien con los acuerdos de paz porque no tuvo un gran diálogo nacional. El gobierno y la guerrilla colombiana se internaron en Cuba cuatro o cinco años y los colombianos no supieron efectivamente lo que pasaba hasta que le dijeron esto es y no me gusta porque no tuvo un diálogo previo. Este es un proceso que tiene que tener un diálogo con los ciudadanos que sepan lo qué está pasando.
-¿La muerte del general en jefe Raúl Baduel bajo custodia del Estado implica un punto de inflexión en la situación que vivimos?
-No sé si un punto de inflexión. Ayer coloque en mis redes dos pequeños mensajes. Yo creo que la muerte de Baduel significa, primero, que los fantasmas del pasado reciente siempre vuelven para recordarnos el desastre que estamos viviendo. Dos, que la justicia, lamentablemente, todavía duerme plácida sobre barbarie. Tres, que estas son las cosas que nos hacen decir “prohibido olvidar” y que no se trata de revancha. Se trata de construir justicia y una justicia que permita lograr la paz. Esta muerte, como otras tantas muertes, no ayudan a la paz, a la reconstrucción del país, porque además te da un mensaje sobre el estado real de las instituciones en Venezuela. Que son unas instituciones profundamente politizadas y como dicen por ahí que un proceso de hegemónico no tiene ningún problema de comerse a sus propios hijos para mantenerse en el poder.
-Y es una bofetada al sistema de justicia.
-No existe ni sistema, ni justicia.
-Hay que esperar la palabra Alta Comisionada para los Derechos Humanos que le ha hecho seguimiento precisamente también al caso de Baduel.
-Y al de otros tantos presos políticos. Baduel es icónico, sin duda alguna la muerte además en un mensaje muy claro para el mundo, pero también un mensaje muy claro para la política y para los actores sociales en este país.
-¿Qué mensaje ve usted?
-Yo creo que ha habido en primera instancia una rehumanización del factor político, más allá de lo que se diga en redes. Creo que actores políticos de envergadura han tenido humanidad al reconocer que es lamentable la muerte Baduel. Gente que hasta hace muy poco era muy dura, muy distante con él y creo que esa rehumanización es buena porque nos entendemos en nuestro conflicto, nos entendemos en nuestra tragedia y en lo que nos entendemos en nuestra tragedia, yo te puedo reconocer a ti y tú me puede reconocer a mí. Nos podemos reconocer aquí y el reconocimiento es muy importante en este proceso.
-Cerremos la conversación si le parece con la iniciativa que usted tiene con la revista electrónica Ideas. Qué quiere hacer en este momento en el que parece que ya ni discusión hay sino insultos por tuits.
-Es una iniciativa de José Guerra quien ha empujado este proyecto. Ahí está el profesor José Rafael Herrera, María Eugenia Cisneros, John Magdaleno y somos estos cinco el comité editorial de la revista. Llevamos cuatro números. Hay entrevistas y trata de ser de entrevistas de análisis en profundidad de temas. No busca dar noticias sino busca la reflexión y el debate sobre los temas que está viviendo el país. Busca llenar ese vacío que, lamentablemente, en buena medida hay en Venezuela. Los invito a todos a que la puedan ver en revistaideasve.com. También está en Instagram, Twitter. En la página web pueden ver los cuatro números y pueden descargar las revistas. Hay una entrevista a Vicente Díaz en la última edición.