La Organización Internacional del Trabajo, ha señalado que la pandemia es una amenaza para la salud pública, y las repercusiones nivel económico y social ponen en peligro los medios de vida a largo plazo y el bienestar de millones de personas.
El director general de la OIT, el británico Guy Ryder, ha señalado que la crisis tendrá un especial impacto negativo en la economía informal, de la que viven más de la mitad de los trabajadores del mundo por lo que se estima que 1.300 millones de ellos «corren peligro inminente de ver desaparecer sus fuentes de sustento», subraya en un estudio el ente internacional del trabajo.
La emergencia sanitaria global ha teniendo impacto no solo en los trabajadores no dependientes o por cuenta propia, sino en las relaciones laborales que para muchos empleados y colaboradores ha supuesto desde despidos o suspensiones temporales hasta reducciones de la jornada de trabajo, modificaciones de los turnos, e incluso incidencia en el cómputo del tiempo de la cuarentena como período especial de vacaciones.
También se han registrado cambios en las condiciones de la jornada como adopción de medidas de protección de higiene y seguridad, y la implementación acelerada del teletrabajo y de labores complementarias a distancia como alternativa en ciertas actividades tradicionalmente presenciales.
En el mundo un número importante de trabajadores de la salud, personal de vigilancia, protección y seguridad ciudadana, entre otros, han fallecido o resultado afectados por la pandemia. Hay legislaciones que desestiman que el contagio del COVID-19 pueda ser considerado una enfermedad profesional o un accidente de trabajo, lo cual evitaría la obligación de compensaciones e indemnizaciones por parte de los patronos.
Existe un debate sobre las exigencias actuales en el desempeño de gestiones laborales que se profundizará en la medida en que se produzcan reactivaciones graduales y progresivas de actividades económicas y servicios administrativos y de atención al público.
Por su parte la OIT, instó a realizar una evaluación de riesgos en cada lugar de trabajo y extremar medidas de bioseguridad para evitar la exposición de los trabajadores a la COVID-19. Líderes sindicales con motivaciones diversas han convocado, a propósito del 1 de mayo, protestas virtuales, encuentros digitales y hasta manifestaciones públicas con distanciamiento social para poner en evidencia la cotización de las relaciones laborales.
Muchos países han visto aumentar exponencialmente las solicitudes de paro laboral y en algunos han acordado bonificaciones y asignaciones especiales para quienes han perdido sus puestos de trabajo o se encuentran cesantes temporalmente.
A determinados sectores los programas de asistencia deberán ser prolongados como los dependientes de la actividad del turismo, la recreación y el entretenimiento. Rápido y furioso ha resultado el nuevo coronavirus para diversas tareas sean estas industriales, comerciales, profesionales o de servicio. Independientemente de la naturaleza del trabajo, los trabajadores deberán tomar conciencia de las medidas de prevención y protección en el desempeño de las labores.
Amanecerá y veremos.
@adigiampaolo